Una carta llena de gratitud y sentimientos, cuyo relato me emociono, pues es un sentimiento que muchos habrán tenido y otros nunca podremos llegar a experimentar y saber lo que se siente al recibir tan grata noticia, pero que igualmente nos alegramos y emocionamos cada vez que una familia puede recuperar y enterrar dignamente a los suyos, pues al fin y al cabo todos somos una gran familia.
Gracias Eva por enviármela y gracias a ti Julián por darme tu consentimiento para publicarla. Un beso a los dos.
ABUELO ¡VUELVES A CASA!
La vida está hecha de momentos y este es de los más especiales de mi
vida. Su artífice, mi amigo-hermano, José Mari (Josetxu el Vasco). Me
ha dicho, "Juliantxu, ¿estás bien sentado?". ¡Sí, claro!, le he
respondido; ¿por qué?. Pues agárrate bien –dice él-, ¡HAN
IDENTIFICADO LOS RESTOS DE TU ABUELO, ALFONSO DE LA MORENA PRADO!, me
lo ha comunicado Luis". ¡Hostias, no jodas!, le digo incrédulo. "Es
el número 23, de la segunda fila", sentencia Pepe, el "manchego".
Hasta en eso es grande este tipo, manchego y vasco, o vasco y
manchego, que da igual, ¡la mejor mezcla posible!.
Entre las llamadas obligadas, por el agradecimiento, está la que hago
a Paco "el jerezano". Otro que bien vale lo que vale. ¿Qué has
sentido?, me pregunta. ¡Me he quedado como "anestesiao" , inmóvil!,
¡sin saber reaccionar!. Como cuando estás preparando largo tiempo una
oposición y recibes la noticia de que la has superado. Tienes la
sensación de que en algún momento vas a explotar de júbilo, sin saber
por qué no lo has hecho en ese mismo momento.
Luego, más calmadamente, te fluyen los recuerdos y la satisfacción de
que has cumplido una de las misiones que, quizá la Providencia, te ha
asignado.
Recuerdo a mi abuela y a mi padre, en primer lugar, sin importar el
orden. Pobres, cuanto dolor tuvieron que soportar. La abuela, buena y
santa, que recibió la noticia de la muerte o el asesinato del marido,
en el velatorio de su madre, de boca de uno de los familiares de los
presos, porque ni para dar la noticia fueron personas dignas los
criminales; que vio morir a dos de sus hijos en esos tiempos, de 11 y
16 años, quizás por el sufrimiento que ennegreció la casa. Mi padre,
Félix, a quien tanto amo y recuerdo, que murió a los 42 años, con la
tristeza de haber vivido la amargura de la crueldad de los salvadores
de patrias y de almas. Lo poco que sé del abuelo él me lo contó, me
inoculó, sin duda involuntariamente, la inquietud que aún perdura.
Recuerdo a mis tías, Francisca y Felicidad. A mi tío Balbino, que aún
vive. ¿Cómo decírselo sin que le broten las lágrimas y cause daño?
Y el ¿por qué?. ¿Por qué todo esto? ¿Por qué el ensañamiento con
personas buenas y justas? ¿De qué sirvió su muerte? ¿A quién había
que redimir? ¿Por qué, ahora, 70 años después, los herederos del
verdugo y sus bendecidores nos quieren negar estos "momentos"? ¿Por
qué, los que vivieron y les fueron arrancadas sus vidas por la
libertad, la justicia y la democracia, no tienen derecho a la VERDAD,
LA JUSTICIA Y LA REPARACIÓN, ni tan siquiera por parte de quienes
dicen ser sus sucesores ideológicos?
Mis padres, me decían: Quien no es agradecido, no es bien nacido. Por
eso, en este momento toca corresponder:
Gracias:
A Pepe, por su coraje y garra en esta lucha. Chiquito y duro, como
los "torraos" de su Torralba. Sin él, esto no hubiera sido posible.
A Jimi, Marisa, y todos los que han formado el grupo "Aranzadi" en
los trabajos de Valdenoceda. Que Dios os bendiga.
A Paco, para que las teclas y comandos de su ordenador no paren nunca
de transmitirnos la VERDAD Y LOS ROSTROS de los nuestros.
A todos los nuestros.
Mi abuelo ya no es persona "desaparecida" . No hay que buscar más. El
abuelo volverá a casa, a su tierra, para que por fin DESCANSE EN PAZ
Y COMO DIOS MANDA.
Salud.