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    Amigos con Memoria...

    La vida es muy peligrosa. Por las personas que hacen el mal, y por las que se sientan a ver lo que pasa.
    Albert Einstein (versión SaiZa)

    Carpe Diem

    No os quedéis impasibles ante las injusticias y las mentiras. Si algo no os gusta, decidlo sin miedo. Por mucho que la gente corrupta de lo políticamente correcto parezca imponer un silencio, ¡no calléis! Pues es mucho lo que está en juego:
    ¡LA LIBERTAD!

    No te dejes vencer por el desaliento

    No dejes que termine el día sin haber crecido un poco,sin haber sido feliz, sin haber aumentado tus sueños.No te dejes vencer por el desaliento.No permitas que nadie te quite el derecho a expresarte,que es casi un deber.No abandones las ansias de hacer de tu vida algo extraordinario.No dejes de creer que las palabras y las poesías sí pueden cambiar el mundo.Pase lo que pase nuestra esencia está intacta. Somos seres llenos de pasión.La vida es desierto y oasis.Nos derriba, nos lastima, nos enseña, nos convierte en protagonistas de nuestra propia historia.Aunque el viento sople en contra, la poderosa obra continúa:Tú puedes aportar una estrofa. No dejes nunca de soñar, porque en sueños es libre el hombre.No caigas en el peor de los errores: el silencio.La mayoría vive en un silencio espantoso.No te resignes. Huye."Emito mis alaridos por los techos de este mundo",dice el poeta.Valora la belleza de las cosas simples.Se puede hacer bella poesía sobre pequeñas cosas, pero no podemos remar en contra de nosotros mismos.Eso transforma la vida en un infierno.Disfruta del pánico que te provoca tener la vida por delante.Vívela intensamente, sin mediocridad.Piensa que en ti está el futuro y encara la tarea con orgullo y sin miedo.Aprende de quienes puedan enseñarte.Las experiencias de quienes nos precedieron de nuestros "poetas muertos", te ayudan a caminar por la vida.La sociedad de hoy somos nosotros. Los "poetas vivos".No permitas que la vida te pase a ti sin que la vivas… Walt Whitman.Versión de: Leandro Wolfson

    El Rincón de la Memoria

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ENTREVISTA EN CADENA SER


CADENA SER - 02-10-2007

'La Ventana': Entrevista a Marcos Ana
Charla con el poeta Marcos Ana que a sus 87 años acaba de publicar "Decidme cómo es un árbol" en el que relata, entre otras cosas, su difícil adaptación a la vida en libertad tras pasar 23 años en las cárceles franquistas como preso político.


El Mapa de la Memoria


Por casualidad he dado con el blog de "El Mapa de la Memoria" y me ha parecido interesante, por lo que os dejo aqui su enlace y quienes son.

¿Quienes Somos?

El Mapa de la Memoria es una iniciativa de Asturias Opinión
Cuando nació Asturias Opinión, las personas que impulsamos este proyecto teníamos claro que nuestro carácter progresista era inseparable de un claro compromiso social.
Por ello, y tras contar con las sugerencias de amigos y conocidos sobre como plasmar este compromiso decidimos apostar por la creación del mapa de la memoria, como una herramienta en la que dar cabida a la necesidad de recuperar nuestra Historia y los nombres que fueron olvidados de ella.
Por eso invitamos a todos los internautas que comparten con nosotros la necesidad de mantener viva la memoria a completar este mapa que ahora nos pertenece a todos.
http://www.mapadelamemoria.com/
Desde este momento se pueden ir añadiendo los puntos al mapa. El Mapa de la Memoria no es más que una hoja en blanco que se irá llenando con vuestras aportaciones.

RECUERDOS


Hoy los sentimientos se apoderan de mí, me gustaría recordar a tanta gente, hacerles el hueco que se merecen en este Rincón de la Memoria, ¡lo haré!, poco a poco los iré añadiendo, Concha Carretero, Nieves Torres, Alberti, Nazim Hikmet, Manuel Azaña, Dolores Ibárruri, Mª Teresa León, Almudena Grandes, Miguel Hernández, Lorca, Machado, Luís de Azcárate,Tomasa Cuevas....y así podría enumerar a un millar y en cada uno de ellos a tantos y tantos otros con rostro anónimo, pero igual de importantes y meredores de todo nuestros recuerdos y homenajes.
Si queréis rendir vuestro Homenaje, solo tenéis que comunicármelo y yo lo haré encantada. Gracias por visitar este Rincón y ser participes de la Memoria.
¡Salud, Memoria y Libertad!

Marcos Ana, una vida que estremece


Marcos Ana, una vida que estremece
Isachi Fernández Fernández
Cubarte 21-02-2008
Una existencia extraordinaria marcada por 23 años en prisión durante el régimen de Francisco Franco, una obra poética sellada por el aliento de una época y de una generación espléndida en la que poesía y acción social inmediata dialogaban sin detrimento de la altura artística, hacen del escritor Marcos Ana, uno de los huéspedes más reconocidos en Cuba durante la XVII Feria Internacional del Libro que comenzó el pasado día 14.
En entrevista exclusiva para Cubarte y tras presentar aquí Decidme cómo es un árbol. Memorias de la prisión y la vida, el octogenario poeta ilustra muy gráficamente su experiencia y nos transmite su pasión.

¿Qué es para usted la soledad?
Aparece cuando tus compañeros te abandonan y a mí no me abandonaron nunca. Tampoco pesaba porque convertimos las cárceles en universidades. No te imagines a los presos políticos españoles como seres con la cabeza baja, meditabundos, nosotros no teníamos tiempo de estar solos porque clandestinamente había escuelas a todos los niveles, cursos políticos…He estado frente a la muerte en dos ocasiones, una en un colegio habilitado como prisión, no había celdas, los condenados a muerte estábamos todos juntos y el ejemplo colectivo te ayudaba a mantenerte fuerte. He estado también en la prisión de Ocaña, una cárcel antigua y muy dura, en un lugar donde hay un Departamento Federal muy fuerte y estaba solo en una celda donde si estiras los brazos tocas las paredes. Eso es lo más terrible que hay, sólo te ayudan las ideas y la voluntad de resistir. Me servía hasta memorizar poemas. Pero nosotros estábamos acompañados, a veces por hermanos de causa, a veces con nuestras ideas.

¿Cómo era el hombre que entró en prisión y cómo el que salió de ella?
Cuando eres joven asumes la vida más deportivamente. Después de salir en libertad, todo lo que tocaba lo convertía en placer, me parecía que era un sueño y que podía despertarme. Viví muy intensamente. Estar con una mujer era tremendamente importante, sobre eso hay historias muy bonitas en el libro, también aparecieron complejos porque me parecía que no podía actuar de una manera normal. Cuándo me preguntan qué fue lo más difícil, la gente espera que diga la tortura, la separación de la familia, la cercanía de la muerte, y yo digo que la libertad recuperada. Yo en la cárcel era como una piedra más de la prisión, hubiera podido vivir allí cien años, pero ya no estaba preparado para vivir en libertad. Tuve que aprender.

¿Cómo fue ese aprendizaje?
Un niño nace y va adaptándose poco a poco a la vida. Es distinto salir a los 42 años para insertarse en un “planeta” desconocido. Las cosas las tuve que ir descubriendo poco a poco, devolvía los alimentos constantemente, durante 23 años yo había tenido siempre distancias cortas y verticales, entonces cuando iba al campo, por ejemplo, me mareaba, como si tuviera unos espejuelos ajenos. El proceso de adaptación fue muy difícil en todos los terrenos.

¿También usted sufrió la tortura?
He sufrido todas las violencias del régimen franquista y precisamente por haberla conocido, sería incapaz de ejercer la violencia contra nadie. Lo que me ha tocado vivir, quisiera que no fuera posible nunca más para nadie.

¿Qué es para usted la poesía?
Como decía Gabriel Celaya es “un arma cargada de futuro” y un sostén cuando estás en momentos difíciles. Mis poemas recorrieron el mundo y contribuyeron a mi libertad y a la de mis hermanos. Además, me llevan al placer de crear. Sigo escribiendo sobre todo cuando me enamoro y a pesar de mis años me enamoro con frecuencia, lo que quiere decir que pierdo el sentido de la realidad.

¿Qué recuerdos tiene de los poetas de su generación?
He sido muy amigo de Rafael Alberti, de Miguel Hernández, muerto en una cárcel a causa de una enfermedad que le pudieron haber curado. Los poetas de mi generación estuvieron muy comprometidos con el progreso, con el futuro.

¿Tiene algún recuerdo en especial de alguno de ellos?
De Alberti y de Neruda muchos, y de Nicolás Guillén, que escribió sobre mí. He tenido ese privilegio. Hubo compañeros que salieron de la cárcel, nadie los conocía y tuvieron que enfrentarse solos a las asperezas de la vida. Yo, sin embargo, salí en libertad, me sacaron fuera de España y recorrí el mundo en andas casi como los santos.



Con Neruda y Con Alberti

Teodulfo Lagunero


Teodulfo Lagunero
"El 23F demostró que la transición llegó hasta donde pudo"

El nombre de Teodulfo Lagunero tal vez no sugiera demasiado a los lectores de menos de cuarenta años, pero sin él es imposible entender la transición. Hijo de un represaliado tras la guerra civil, su éxito en los negocios le permitió sostener económicamente al Partido Comunista en el exilio, y fue, tras la muerte de Franco, enlace eficaz y desinteresado entre Adolfo Suárez, el PCE y los monárquicos. Fue quien encargó al peluquero de Picasso el postizo con el que Carrillo regresó a España, y quien le trajo en su propio coche. Por eso sus memorias no tienen precio, pero, mientras las remata, acaba de publicar Una vida entre poetas (La Esfera).

La historia de este libro se remonta a la primavera de 2004. Teodulfo Lagunero (Valladolid, 1927) enfermó del corazón, luego de la próstata, temió padecer cáncer... y comprendió que se debía esta Vida entre poetas. De Pablo Neruda a Antonio Gala. Porque, además, "terminar mis memorias hubiese sido casi como dictar un epitafio, lo que hubiese sido un mal principio en mi lucha contra el cáncer. Me pareció más reconfortante recordar mis vivencias con tan importantes escritores. En todo caso, no he podido sustraerme a que tenga un sustrato político. Soy un 'niño de la guerra' que sufrió la brutal represión franquista, y que, como todos esos niños, he quedado marcado para siempre. Creo que el libro no sólo es de testimonio de esos poetas, sino también un adelanto de un aspecto de mis memorias, que está marcado por la política", explica.

Alberti y España
Con todo, Lagunero ha comenzado a recordar por "sus" poetas.
-Acompañó a Alberti en su regreso a España, pero ¿entendió el poeta el país al que regresaba?
-Alberti no dejó nunca de entender a España. En Argentina, en Roma o donde quiera que se encontrase, España era todo para él y para su poesía. Alberti, repito, nunca perdió el contacto con España y con los españoles que, durante años que permaneció allí exiliado, fueron a su casa en verdadera peregrinación.

-Gala es el otro gran protagonista del libro. Es su amigo, su abogado, lo acompañó a escriturar los estatutos de su Fundación...
- La Fundación Antonio Gala está teniendo un éxito indescriptible. Los jóvenes creadores que van pasando por ella acumulan año tras año los más importantes premios. Estoy convencido que todos esos jóvenes creadores salen de la Fundación llevando grabado a fuego al Gala escritor y al Gala generoso presidente de la Fundación, a la que ha hecho entrega de todos sus bienes.

-Pero, ¿no creerán algunos que le ciega la amistad al hablar del Nobel y comparar a Marcos Ana con, por ejemplo, Neruda?
-No me ciega la amistad al pedir, no el Nobel de Literatura, sino el de la Paz para Marcos Ana. Se lo merece por tener una vida dedicada íntegramente a la solidaridad. En el libro figuran varios poemas escritos en el penal de Burgos, donde ya en 1955, con dos penas de muerte, se dirige "Al soldado que luchó contra mí"... o "Mano en paz", donde pide se deje a un lado los odios de la guerra -que a él le tuvieron preso 24 años- y todos juntos laboren por una España en paz y tolerancia. Ha dedicado día a día, toda su vida, a la solidaridad con todos los hombres y pueblos que la necesiten. Sinceramente, no creo que nadie mejor que él se merezca el Nóbel de la Paz.

-¿Y cómo era Pablo Neruda en las distancias cortas?
-Era un ser entrañable, cariñoso, curioso, y coleccionista de colecciones, que se podía quedar con cualquier objeto que tuvieses que le hubiese llamado la atención. Políticamente hacía unos análisis claros, magníficos, llenos de sensatez, que demostraban un gran conocimiento político tanto de la política internacional como de la situación de Chile con la presidencia de Allende, siempre impregnados de su sensibilidad poética

-Explica en el libro las campañas de Cela para ganar el Nobel...
-Evidentemente para ser premio Nobel de Literatura hay que ser un buen escritor, pero, como ocurre con algunos de los premios, intervienen presiones de todo tipo. Lo que cuento de las "gestiones" de Cela en Estocolmo son absolutamente ciertas y las tengo documentadas. Ello no quiere decir que no se mereciese el Nobel, ya que ha sido un gran escritor, aunque seas reprobables algunos de sus comportamientos.

A punto de cumplir los 80, Lagunero participa en varias sociedades de negocios hoteleros y termina sus memorias. Será un libro de gran interés político, porque Lagunero ha estado "dentro de la bestia" en muchos momentos cruciales de la reciente historia de España.
"Las memorias las tengo virtualmente escritas. Estoy corrigiéndolas y añadiendo recuerdos que pueden servir para comprender la España de los casi 80 años que he vivido, queriéndola y luchando por ella, como mejor he creído que debía hacerlo. Escribir unas memorias es contar las cartas que la vida nos ha dado y cómo las hemos sabido jugar. Como nada tengo que justificar, ni estoy sometido a la disciplina de ningún partido, y me puedo poner el mundo por montera, voy a ser completamente sincero, que es lo que debe hacer un intelectual. Sólo a algún banquero puede escocerle lo que cuento".

-¿Con qué imagen se queda de Adolfo Suárez?
-Con la imagen de un hombre honrado y valiente al que España le debe mucho. Siento admiración y respeto por él.

-¿De Santiago Carrillo?
-De Carrillo, con quien conservo una entrañable amistad, tengo la imagen de un hombre muy inteligente, muy preparado políticamente, con un valor escalofriante y una gran capacidad de trabajo. Estoy convencido que ha sido un hombre muy enérgico, con gran dominio de sí mismo. Evidentemente todas las cualidades que he enumerado las necesitó para dirigir durante años turbulentos al Partido Comunista, tomando decisiones trascendentales como el enfrentamiento con la Unión Soviética estalinista cuando ésta invadió Checoslovaquia. También tuvo la inteligencia y el valor, de una vez que consiguió el reconocimiento legal del Partido Comunista, contribuir decisivamente a la transición española. Su sensatez y mesura la está demostrando con sus artículos e intervenciones radiofónicas.

-¿Y de Don Juan?
-Con Don Juan de Borbón me entrevisté durante más de una hora en el hotel donde residía en París. Tengo de él la imagen de un demócrata que amaba a España y a los españoles y que quería para ellos lo mejor. Tuvo el valor de repetirme numerosas veces que la postura de los comunistas, con lo que habían sido perseguidos, estaban dando una lección de patriotismo a las derechas españolas. Lo dije por televisión cuando él vivía, y lógicamente, no me lo desmintió.

-¿No cree que quizá se está olvidando lo que significaron esos años, y a sus protagonistas?
-No, como lo prueba el que se estén editando constantemente libros sobre tan importante acontecimiento. Se escribe sobre ella, y los políticos, en sus intervenciones, aluden a la transición para reforzar sus argumentos. Evidentemente la transición española la hizo el pueblo español que quería libertades políticas y no quería ningún tipo de aventuras. Respecto a las personas que intervinieron, fueron las que tenían una significación política en el Gobierno y en los Partidos Políticos. La Transición fue obra de todos, y, lógicamente, para conseguirla tuvieron que ceder todos. Desde el punto de vista de las izquierdas, nos pareció poco lo conseguido, pues hubiésemos preferido una ruptura con el anterior régimen. No fue posible por muchas razones. La primera, que quizá el pueblo español no lo quiso porque tenía miedo a sus posibles consecuencias. Pesaba sobre él muchos años de dictadura y terror. En segundo lugar no se daban condiciones geopolíticas internacionales que permitiesen esa ruptura.

-¿Y el 23 F?
-El 23-F, que ahora se conmemora, con la responsabilidad que en él tuvieron la Embajada americana, el Vaticano y algunos banqueros, es la prueba irrefutable de que la transición llegó hasta donde pudo llegar. Era imposible un paso más. En todo caso el resultado ha sido bueno, pues ha permitido 25 años democracia y libertades.

El milagro de la transición -Treinta años después, ¿cuál fue el mayor acierto de la transición?
-Estoy convencido de que la mayoría de los españoles considera que no sólo fue un acierto, sino casi un milagro, lo que consiguió la transición, haciendo posible el paso pacífico de un régimen dictatorial y cruel a un régimen democrático en el que el pueblo volvió a ser dueño de sus destinos, dando nacimiento a un Estado de Derecho y Libertades.

-A usted, que luchó por la democracia a cambio de nada, ¿qué le parecen las tensiones nacionalistas que España vive ahora?
-España no se rompe. No se va a romper. Hay un proyecto aprobado mayoritariamente por el Parlamento Catalán que ha empezado a discutirse en el Parlamento Nacional, que representa la soberanía nacional de España. Se trata de un proyecto de amplia-
ción y consolidación de la estructura autonómica de España; de dar a España una vertebración más sólida y racional. España está viviendo, no sólo las lógicas tensiones de la negociación de un nuevo Estatuto para Cataluña -luego vendrán otras- sino que es sometida a una campaña de crispación y de "terror político" promovido por el PP que no ha asumido su derrota electoral.

AZANCOT, Nuria

Entrevista a Marcos Ana 30-10-2007


"He vivido muchas veces y he dado miles de últimos abrazos"

Una ley que no compensa -Domina la retórica del amor, pero conoció este sentimiento a los 41, cuando dejó el cautiverio.
-Claro, porque viví tres años de guerra, que engarcé con los veintitrés de cárcel. El amor era una asignatura pendiente, y lo conocí con muchas dificultades. Tuve una difícil adaptación a la vida, y el amor me creaba muchos complejos.

-¿Le satisface la polémica Ley de Memoria Histórica?
-He leído el proyecto que va a presentarse mañana (por hoy), y creo que es insuficiente porque se ha escamoteado el tema fundamental: que se cancelen todos los procesos y condenas de la dictadura, que es lo congruente con la declaración sobre el régimen de Franco efectuada por el Parlamento en 2002. Aunque la ley se apruebe, hay que seguir luchando por ello.

-¿Es su biografía un acto de necesidad o de justicia?
-La he escrito sobre todo para la gente que no nos conoce y que tiene de nosotros una idea equivocada, y a veces prefabricada y monstruosa.

-¿Qué siente cuando ve subsistir vergüenzas como Guantánamo?
-Es una muestra de que el mundo está dominado por Bush, y de que, mientras se habla de libertad en otros países, estos presos están sometidos a torturas horribles. Es, efectivamente, una vergüenza de nuestro tiempo.

DAVID FUENTEFRÍA, S/C Tfe
Fernando Macarro Castillo (1920) se llama Marcos Ana, como sus padres jornaleros. Seres humildes a los que el poeta salmantino honra en sus libros, como procura honrar en vida a los coprotagonistas de su amarga historia como el poeta de la Guerra Civil con más años de condena a sus espaldas (veintitrés ininterrumpidos en las cárceles franquistas), y a punto dos veces de ser fusilado. El escritor presentó ayer en Tenerife su autobiografía, "Decidme cómo es un árbol", crónica de un sentir y de un exilio tan marcados por el compromiso que valdrían a Saramago, su prologuista, para ensayar de nuevo sobre la lucidez.

-Usted, que ha padecido su carestía, ¿cree que el mayor problema de la libertad es no saber qué hacer con ella?
-Muchas veces nos parece que la libertad ya se ha alcanzado. Pero no: la libertad es una lucha permanente por abrir nuevos horizontes y por profundizar en la democracia. Libertad no es una palabra, sino un contenido que hay que desarrollar, y pese a que la amenaza hoy no es tanta como parece, lo cierto es que siempre hay un riesgo de que nos relajemos y no nos demos cuenta de que la ley del progreso obliga a seguir adelante. Afortunadamente, hoy tenemos un régimen en el que las cosas pueden discutirse, y por eso veo absurda la crispación a la que estamos sometidos estos días porque están cerca las elecciones, y por otras causas completamente ajenas a los problemas de los ciudadanos. Hoy se habla de cuestiones artificiales como la bandera, cuando quienes dividieron España fueron los que se sublevaron contra la República, así que no nos vengan ahora con el cuento de que quieren romper España porque es absurdo, es despertar fantasmas para incitar a la gente y sembrar el miedo. Bastante miedo hemos pasado ya con cuarenta años de terror; ahora lo que hay que hacer es vivir con tranquilidad y defender nuestras ideas sin degollarnos. Creo que hay que abundar en un sentido más profundo de la libertad; hay quien piensa que ya se ha llegado al paraíso con una libertad pobre. Sobre todo los jóvenes, en quienes hemos sembrado nuestra historia. Cada generación tiene la razón de su tiempo, de modo que los veteranos deben acercarse a ellos y saber qué quieren, porque, si no, no podremos descifrar los signos del futuro. Como ellos dicen, "otro mundo es posible", pero hay que luchar por él.

-¿Se siente un símbolo?
-La vida me ha hecho tal, primero por ser el preso con más años de cárcel, y el primero que defendió Amnistía Internacional. Cuando salí, en vez de enfrentarme con los problemas cotidianos, como otros compañeros, el aparato clandestino me sacó enseguida de España y recorrí el mundo, por lo que, en ese sentido, fui un privilegiado. He conocido la pena de muerte, la tortura y las humillaciones, pero después la vida se portó conmigo muy generosamente. Una suerte que no tuvieron otras personas a las que yo llamo "héroes oscuros", gente anónima y sencilla sin la que no hubiera funcionado el engranaje de nuestra lucha. Por esta razón me niego a ser agasajado y a los homenajes individuales. Prefiero que sean colectivos porque pienso en estos compañeros, para los que la libertad fue un problema, el problema de integrarse en la vida o de encontrar un trabajo. Conozco sus rostros, y los problemas de sus familias, y cuando salí en libertad me pidieron que no les olvidara. Una esperanza que yo convertí en un compromiso que he mantenido toda mi vida, llevando su mensaje a todas partes.

La luna en un ventanuco

-¿Alguna vez llegó a caberle el cielo en el marco de una ventana?
-Lo veía, y algunas noches me costó castigos. Tenía la costumbre de subirme a un pequeño tragaluz, en noches de luna llena interrumpidas a veces por los camiones de la muerte, que arrancaban con compañeros a los que iban a fusilar en el cementerio de Yepes. En las noches de plenilunio, yo podía escribir. Tengo un poema que dice "Qué triste ver mis manos doradas por la luna". Una vez, sin percatarme de que mis alpargatas estaban mojadas, gateé para agarrarme más a la reja y ver la noche, dejando unas marcas. Al llegar los guardianes y verlas, pensaron que me quería fugar. Yo les dije que no, que sólo quería ver la luna, pero en la cabeza de esa gente tal cosa no cabía. "¿Quieres ver la luna? Pues ahora vas a ver las estrellas", me dijeron. Estuve 107 días en una celda a ciegas, con lo que me gustaban los cambios. Ver los infinitos dedos de la lluvia cuando había tormenta, y, en definitiva, cualquier cosa que representara la vida.

-¿Las privaciones aguzan el sentido poético o esto es sólo un mito?
-Creo que sí; es como cuando el desamor o la pérdida producen mejores poemas que el amor mismo. La pérdida de la libertad y la tragedia que vivimos diariamente desató el sentimiento poético. Casi siempre eran poemas estremecidos, pero también había cantos a la vida, y ante todo una salida para mí mismo: la del placer dulce de crear, la de esgrimir la poesía como un arma para luchar por mi libertad y la de mis compañeros y para tocar el corazón de la gente. Yo saqué mis primeros poemas a la calle por la vía clandestina como el náufrago que lanza una botella al mar, sin saber qué iba a pasar. Fue realmente emocionante recibir mi primer libro impreso.

-¿Qué rostro tiene la muerte?
-Puedo decir que he vivido muchas veces, porque sentía las descargas contra mis compañeros, y el silencio aún peor al escuchar los tiros de gracia. He dado miles de últimos abrazos a quienes iban a ser fusilados y tengo sus rostros en mi pensamiento, pero también me siento feliz por que hoy tengamos un régimen de diálogo.

CARTA A NUESTROS AMIGOS DE AMÉRICA LATINA





ROSARIO LA DINAMITERA


ROSARIO LA DINAMITERA
La Chacha vive.

Cuando la República española era amenazada por el franquismo, Rosario Sánchez Mora tenía 17 años y una convicción: era preciso defender lo que el voto popular había elegido. Se ofreció como voluntaria y llegó al frente, en donde el estallido de una bomba casera le hizo perder una mano, convertirse en icono republicano y ganar un mote que todavía hoy, 70 años después de la Guerra Civil, la acompaña y nombra: Rosario la dinamitera.

Página/12/Liliana Viola/20-07-2006

Rosario Sánchez Mora tiene 17 años. España, julio de 1936. Si en algo cree, es en los ideales de la República que ahora está en peligro; avanzan las tropas de Franco. Por eso hace un año se afilió a las Juventudes Socialistas Unificadas y por eso ahora, cuando unos soldados irrumpen en el aula pidiendo voluntarios para el frente, ella levanta la mano. Antes reflexiona: vinieron a pedir “voluntarios” a una clase de corte y confección. Ya no debe ser un impedimento el ser mujer. Y soy mujer. Además, acabo de hacerme la permanente y dado que me he puesto esta falda de volados hoy se me nota más que nunca. Mientras uno de los soldados le dice dónde y a qué hora la esperarán mañana para subirla al camión, darle su uniforme y las dos o tres instrucciones básicas para manejar el fusil, Rosario sigue con su mano derecha levantada. Es la misma mano que pocos meses después tomará prestada Miguel Hernández para escribir uno de los poemas más emblemáticos de la Guerra Civil Española: “Era tu mano derecha/ capaz de fundir leones/ la flor de las municiones/ el anhelo de la mecha”.

PURO FUEGO

Rosario luchó en el frente, y si bien no les tuvo tanto miedo a los enemigos, temblaba ante su propia condición femenina, pero no por la falta de respeto de los chicos, que jamás se propasaron y siempre la trataron como a uno más hasta el punto de que ni siquiera sabían su nombre. Como su seña particular entre tanto uniforme era que se trataba de una chica, la llamaban “la muchacha”, de allí que en todas partes y desde entonces la conocieran no como Rosario sino como La Chacha. “Y quiero dejar bien sentado que fueron muchas las milicianas que supieron comportarse con una moralidad intachable en todos los terrenos. Mira, yo con mis 17 años recién cumplidos no había tenido nunca novio y cuando marché al frente como miliciana era virgen y puedo decirlo muy alto, porque salí de allí virgen.” Si no era por su virginidad ni por la muerte, su miedo era porque al fin y al cabo tal vez fuera cierto eso del sexo débil: “En mi parapeto estaba yo sola con 20 o 30 chicos y aprendí a luchar metida en la tierra con un mosquetón que pesaba 7 kilos. Pero por la noche hacíamos guardias de una hora, pasándonos de uno a otro el único reloj que teníamos; cuando me tocaba a mí tenía miedo porque pensaba que era más torpe que los hombres y que por mi culpa podía pasar el enemigo y coger al grupo descubierto”. Por defender al gobierno legítimamente establecido, Rosario cobraba un jornal de diez pesetas diarias y una ración de comida. Luego de dos semanas de enfrentamientos, en las que lograron contener a los rebeldes nacionales, la guerra en la sierra dejó de ser una batalla abierta para convertirse en una batalla de posiciones; por eso destinaron a La Chacha a la sección de dinamiteros. Si el enemigo hubiera sabido cómo y con qué instrumentos armaban los republicanos sus armas de guerra, habrían ganado antes la batalla, pero muertos de risa. Mientras los nacionales tenían bombas de piña y armas modernas, en la unidad de Rosario se elaboraban armas letales con latas de leche condensada y clavos. “Un compañero minero de Asturias era el encargado de colocar el fulminante y nosotros las lanzábamos con una mano.” La misma mano que una dinamita arrancó de cuajo unos segundos antes de que Rosario pudiera lanzarla hacia adelante. Estuvo internada una semana en un hospital para heridos de guerra y de allí tuvo que salir antes de tiempo para huir del enemigo que ya había tomado la Ciudad Universitaria. Cuentan que la noticia corrió de boca en boca y que enterado del accidente fue a visitarla el mismísimo Ortega y Gasset al hospital. “Sí. Ortega y Gasset me dijo que me iba a regalar un frasco de colonia y bombones. Yo le dije que no, que lo que quería era una pulserita hecha con balitas que llevaba su ayudante. Y es que en lo único que yo pensaba era en volver al frente.” Y Rosario volvió al frente. Su historia, que podría haber culminado en este triste episodio coronado con la anécdota del escritor famoso, muy por el contrario, podría decirse que comenzó allí. Y más aún, podría decirse que no ha terminado todavía.

SEDIENTA DE UNA EXPLOSION

España estaba dividida en dos y dentro de esas dos, en muchas otras Españas, a lo largo de zanjas y trincheras. Luego de casi tres años de lucha, Madrid, tomada por las tropas de Franco, se llevó toda esperanza de salvar a la República, a la democracia, a la cultura pluralista sin el agobio de las sotanas y de una televisión pacata, se llevó casi un millón de vidas, los cantos que a García Lorca le faltaron inventar, la poca salud de Miguel Hernández que murió tuberculoso en la cárcel, los españoles que se exiliaron... A la que no pudieron llevarse ni los prepotentes ni el paso de los años fue a Rosario Sánchez Mora, mucho más conocida como “la dinamitera” por los versos que le dedicó Miguel Hernández: “Rosario/dinamitera/ sobre tu mano bonita/ celaba la dinamita/sus atributos de fiera”. La veneración que suscitó en este poeta que inmortalizó su mano perdida y en otros autores como Vicente Aleixandre, quien en una velada la invitó a bailar y le prometió hacerle un libro a cambio de que jamás se casara, la convierten en un símbolo de la República y también en un ser algo irreal. Podría pensarse que ha sido tan solo una idea, una musa para la imaginación de los poetas que ardían entonces para la libertad. Podría pensarse eso, si no estuviera presente, de carne y hueso, ahora mismo, con sus 87 años, andando por las calles de Madrid, dando entrevistas a historiadores y periodistas que buscan la versión de una sobreviviente. Ella es una de las voces de los grandes perdedores de una batalla que significó, para muchos, el preámbulo de la Segunda Guerra Mundial, campo de pruebas para las potencias del Eje y la Unión Soviética. Rosario es de verdad, y como ella muchas otras cientos de desconocidas y célebres como Dolores Ibárruri, La Pasionaria o la argentina Mika Etchébèhere. Desde hace muchos años escribe en un cuaderno anillado cada recuerdo que le vuelve a la cabeza de aquellos 36 meses que se pasó luchando, agita con desparpajo el muñón ante los fotógrafos en algún acto conmemorativo y repite paciente la misma respuesta para esa pregunta que le han hecho ya cientos de veces:

–Me habían enseñado que debía guiarme por el calor de la mecha para saber que había que tirar la bomba, pero un día la mecha estaba mojada y no prendía por fuera, sino por dentro. Yo estaba en la punta izquierda, de modo que mi brazo derecho rozaba al compañero que estaba a mi lado. La mecha empezó a silbar. Alguien me dijo: ¡tírala! Otro gritó: ¡no la tires! Yo pensé que si la arrojaba hacia delante, podía salpicar la dinamita en los ojos de algún compañero o incluso en los míos. Pensé en darme la vuelta, pero cuando lo hice con toda rapidez no fue lo suficiente, y antes de que me diera tiempo a soltarla, me estalló en la mano derecha arrancándomela de cuajo. Recuerdo que no lloré ni grité. Mis compañeros huyeron y a socorrerme sólo vino un chico que me hizo dos torniquetes con las cintas de sus alpargatas.

LA ESPUMA DE LA TRINCHERA

Luego del accidente llenó interminables solicitudes para regresar al frente. Pero no era solo su mano un impedimento sino que las cosas habían cambiado mucho. El bando franquista había hecho correr la voz contra las milicianas acusándolas de prostitutas, mientras llamaban cobardes a los milicianos por necesitar de mujeres para combatir. El descrédito de los enemigos se contagió a los mismos republicanos, que empezaron a acusarlas de contagiarles enfermedades venéreas. En realidad la incomodidad era general ya que estas mujeres en el medio del caos habían ocupado un espacio tradicionalmente masculino. Muchas de ellas llegaban a dar órdenes a los soldados. Tomar decisiones fue durante muchas décadas una tarea de hombres, especialmente en la España de Franco, quien invocaba a una santa virgen antes de decidir algún fusilamiento. Las mismas organizaciones de izquierda, cuenta la historiadora española Isabel Valcarcel, empezaron a cambiar el discurso. Ellas eran madres, daban la vida, no podían matar. Y la misma propaganda cambió sus imágenes: la linda y joven miliciana que aparecía al comienzo de la guerra invitando a los hombres a sumarse a la lucha había sido suplantada por mujeres trabajadoras en las fábricas sustituyendo la mano de obra masculina, en los asilos de niños, cosiendo ropas para los desposeídos o enviando a sus hijos a la guerra. Las milicias populares se habían convertido además en un ejército organizado donde las mujeres no entraban en ninguna jerarquía. Entre las contadas que siguieron en la primera línea de combate consiguió ubicarse La Chacha. La nombraron Jefe de Cartería, con la responsabilidad de hacer llegar a sus compañeros la correspondencia de sus familiares. Ascendió a sargento y tuvo mucha suerte si se contabilizan las veces que las balas le pasaron zumbando los oídos. A Vicente Aleixandre no le hizo caso y por lo tanto jamás tuvo aquel libro: se casó durante la guerra, el 12 de septiembre de 1937 con otro miliciano, Paco Burcet. Tuvieron una hija que quedó al cuidado de una de las abuelas mientras sus padres, cada uno por su lado, seguían en la lucha.

Cuando terminó la guerra, los vecinos de Villajero de Salvanés dieron a las autoridades las señas de la dinamitera y los falangistas no tardaron mucho en dar con ella. No se olvidará nunca del 20 de septiembre de 1939, cuando escuchó que pedían por sus cargos la pena de muerte. Finalmente la condenaron a treinta años de cárcel. Estuvo presa en seis prisiones diferentes hasta que salió libre en 1941 por una de esas gracias aleatorias que decretaba el caudillo cuando los reclusos sobrepasaban la capacidad de las prisiones. Igual tuvo suficiente tiempo como para conocer en detalle el horror de la posguerra. “Por ejemplo –anota en su cuaderno-, en la cárcel de Bilbao nos daban la comida que les sobraba a los cerdos. (...) Me impactaron las madrugadas. Las celdas estaban a ras del suelo y veíamos pasar los carros de basura llenos de hombres condenados a muerte. ¡Qué humillación, encontrarse con la muerte subidos en un carro de basura!”

DE TRIUNFOS Y RESPLANDORES

Cuando salió de la cárcel buscó a su marido que a principios de 1938 había partido para Teruel con las tropas de El Campesino. Su hija Elena, esa niña espigada y flaca que ya tenía 4 años cuando se encontró con su mamá, rompió a llorar de espanto ante el abrazo de esa desconocida. Tardaron bastante en decirle que Paco se había vuelto a casar y que tenía dos hijos. Además, a esa altura el régimen de Franco había anulado los matrimonios civiles de la República, y como ella no se había casado por Iglesia, para los efectos legales de esta nueva realidad, ella era una madre soltera. Viajó por España para encontrarse con su amor perdido, pero no lo encontró. Desoyó a Aleixandre por segunda vez y se casó con el hermano de una amiga, con quien tuvo otra hija. Se separaron al cabo de dos años. Durante un largo tiempo, La Chacha se dedicó, como muchos republicanos que se salvaron de ser expatriados, a vender tabaco americano de contrabando en la plaza de La Cibeles. Luego de muchos años de dormir en la calle, llegó a tener su estanco propio. Habían pasado más de quince años cuando Paco volvió a buscarla. Lo había esperado mucho, pero era demasiado tarde. Paco murió en Tarragona en 1982, con 65 años y después de haberse casado tres veces. Luego de la muerte de Franco, en 1975, se les reconoció a los republicanos el derecho a una pensión como mutilados de guerra.

Rosario vive en una casa en el centro de Madrid donde le ha contado su vida al periodista Carlos Fonseca, quien este mismo año y con motivo de los 70 años de la Guerra publicó su libro Rosario dinamitera. Una mujer en el frente. “Fui a defender la República porque había triunfado legalmente en las elecciones. Quería sostenerla y me metí yo sola en un autocar lleno de chicos para alistarme como voluntaria. Al final, a pesar de todo el sufrimiento, mereció la pena, porque lo hice por defender unos ideales que para mí eran justos.” Eso dice Rosario cada vez que le preguntan si volvería a hacer todo de nuevo. Y luego, después de un silencio, agrega: “Ojalá no conozcamos otra guerra nunca. Mueren tantos jóvenes...”


ROSARIO, DINAMITERA
por Miguel Hernández

Rosario, dinamitera,
sobre tu mano bonita
celaba la dinamita
sus atributos de fiera.
Nadie al mirarla creyera
que había en su corazón
una desesperación,
de cristales, de metralla
ansiosa de una batalla,
sedienta de una explosión.

Era tu mano derecha,
capaz de fundir leones,
la flor de las municiones
y el anhelo de la mecha.
Rosario, buena cosecha,
alta como un campanario
sembrabas al adversario
de dinamita furiosa
y era tu mano una rosa
enfurecida, Rosario.

Buitrago ha sido testigo
de la condición de rayo
de las hazañas que callo
y de la mano que digo.
¡Bien conoció el enemigo
la mano de esta doncella,
que hoy no es mano porque de ella,
que ni un solo dedo agita,
se prendó la dinamita
y la convirtió en estrella!

Rosario, dinamitera,
puedes ser varón y eres
la nata de las mujeres,
la espuma de la trinchera.
Digna como una bandera
de triunfos y resplandores,
dinamiteros pastores,
vedla agitando su aliento
y dad las bombas al viento
del alma de los traidores.


Fifí pero no tan fifí
Entre las afortunadas que consiguen mantenerse al frente luchando hombro con hombro junto a los hombres, está Fidela Fernández, conocida como Fifí y experta conductora de camiones con sólo 16 años y que luego en los años 50 sería la primera mujer conductora de este tipo de transporte, así como el de autobuses de línea entre los pueblos de la sierra madrileña. Fifí llegó a agredir a un oficial que se atrevió a dudar de su honestidad. “Había prostitutas, pero estaban en la retaguardia. No tenían nada que ver con nosotras, que luchábamos. Y eso nuestros compañeros lo sabían muy bien. No nos veían como mujeres. Y no podían ni que hubiesen querido. Nosotras estábamos en las trincheras, tan sucias y empiojadas como ellos.” Otra miliciana muy reconocida fue la argentina Mika Etchébèrehe, famosa capitana anarquista que siguió luchando después de la muerte de su marido. Y conocida sobre todo porque en su columna las milicianas tenían los mismos derechos que los varones, no se ocupaban de los platos. En su libro testimonio Mi guerra de España, Mika señalaba que “la retaguardia me hace daño, por eso debo volver al frente. Mis días se llenarán aquí de imágenes desalentadoras, tendré un montón de ocios inútiles, cantidades de noches sin sueño pobladas por todos los muertos que llevo a la zaga. Me siento incapaz de asumir otras tareas que las de la guerra misma”.

IRENA SENDLER


LAS HEROINAS


LAS HEROINAS
Carmen Barrero Aguado, Martina Barroso García, Blanca Brissac Vázquez, Pilar Bueno Ibáñez, Julia Conesa Conesa, Adelina García Casillas, Elena Gil Olaya, Virtudes González García, Ana López Gallego, Joaquina López Laffite, Dionisia Manzanero Salas, Victoria Muñoz García y Luisa Rodríguez de la Fuente, que así se llamaban Las Trece Rosas, no habían cometido más delito que defender la legalidad republicana contra el alzamiento militar del 36 y todas, salvo Blanca, la mayor de ellas con 29 años y la única casada y con un hijo de 11, militaban en la JSU, en el PCE, o en ambas organizaciones a la vez. Ni eran protagonistas ni lo pretendían, aunque los acontecimientos les reservase ese papel.

Todo comenzó a finales de febrero de 1939, cuando el Buró Político, máximo órgano de dirección del PCE, se reunió por última vez en Madrid para decidir qué hacer en caso de que la capital cayera en manos de las tropas franquistas, algo que parecía cada día más próximo. La decisión fue preparar la evacuación del mayor número posible de dirigentes y dejar la organización en manos de militantes de segundo nivel con la intención de que la mantuvieran con vida. Su tarea sería ayudar a los compañeros que quedaran en el interior, mientras desde el exilio se esperaban acontecimientos y se decidía qué hacer.

Cuando el 28 de marzo las tropas nacionales entraron en la capital, la práctica totalidad de dirigentes comunistas se encontraban ya fuera del país y un grupo de muchachos, que se habían batido contra el enemigo en los frentes de Brunete y Guadalajara, se hizo cargo del partido y de la JSU. Ayudar a los camaradas presos y a sus familias, esconder a los perseguidos e intentar recomponer los restos de la derrota era su único objetivo.

Como relata Nieves Torres, una de las protagonistas, «lo principal en aquellos momentos era esconderse, y después ver si la gente a la que conocías y lograbas localizar estaba dispuesta a seguir en la lucha. Yo me coloqué a servir en casa de unos señores de Cuenca que vivían en la calle Goya. Eran franquistas y yo me decía ¡bendita sea dónde te has metido!, pero estaba contenta porque tenía un sitio fijo para comer y dormir, y de vez en cuando paseaba por la calle por ver si me encontraba con alguien. Se trataba de ir captando a jóvenes y de reorganizar la JSU, ni más ni menos».

Madrid era una ciudad inhóspita y peligrosa para los enemigos del régimen, en la que las delaciones estaban a la orden del día. Denunciar era una obligación patriótica, una forma de extirpar el cáncer del comunismo y, sobre todo, la manera más clara y directa de demostrar la adhesión al nuevo Estado. La capital era barrida calle por calle en busca de enemigos de la patria con un odio sin precedentes.


TORTURADOS
Y así fue como la Policía franquista llegó hasta José Pena Brea, un muchacho de 21 años que había asumido la secretaría general de la JSU por decisión de sus compañeros. Fue conducido a la comisaría del Puente de Vallecas, y allí torturado durante días hasta que contó todo lo que sabía para acortar su sufrimiento a un precio enorme. En días sucesivos fueron cayendo todos sus compañeros que fueron, a su vez, fuente de nuevas revelaciones.Las Trece Rosas estaban entre los numerosos detenidos.

«Yo tenía 15 años cuando me detuvieron -cuenta María del Carmen Cuesta, hoy octogenaria- pero era valiente. Me llevaron junto a otras compañeras, entre las que estaba Virtudes, a la comisaría de Jorge Juan, donde estuvimos 10 ó 15 días. Nos interrogaban de madrugada para que no pudiésemos conciliar el sueño, y a los tres o cuatro días de estar allí empezamos a oír gritos estremecedores, espantosos, de compañeras que pasaban por los baños de agua fría, por las anillas eléctricas ».

Las corrientes eléctricas en pechos, muñecas y en los dedos de los pies y manos fue una práctica normal con los detenidos políticos, copiada de los miembros de la Gestapo alemana que se desplazaron a España. Torturas físicas que en el caso de las mujeres se complementaban con vejaciones que buscaban su derrumbe psicológico. Muchas de ellas fueron peladas al cero, e incluso les raparon las cejas para desposeerlas de su feminidad.

Su destino final fue la prisión de Ventas, la moderna prisión de ladrillos rojos y paredes encaladas inaugurada en 1933 como un centro pionero para la reinserción de reclusas, que los vencedores transformaron en un enorme almacén humano en el que se hacinaban 4.000 mujeres cuando su capacidad máxima era de 450.

Los talleres, los pasillos y hasta los váteres hacían las veces de dormitorios para una multitud en la que convivían madres con hijos, ancianas y muchachas casi niñas. Se comía sólo una vez al día y cuando te tocaba, que podía ser por la mañana o de madrugada, un caldo negro que se obtenía de cocer vainas de habas. Hacinadas y con el hambre como compañera, la sarna y los parásitos se comían a las internas, y la avitaminosis les provocaba enormes llagas en la piel. Dolencias agravadas por la ausencia de unas mínimas condiciones de higiene.

Así vivieron Las Trece Rosas hasta que la madrugada del 5 de agosto el runruneo de un camión viejo y destartalado les anunció que venían a por ellas. Dos días antes fueron condenadas a muerte por un Consejo de Guerra acusadas de un delito de «adhesión a la rebelión», y había llegado el momento de ejecutar la sentencia.

Julia Conesa Conesa, de 19 años, tuvo tiempo de escribir una última carta a su familia que decía así:
“Madre, madrecita, me voy a reunir con mi hermana y papá al otro mundo, pero ten presente que muero por persona honrada. Adiós, madre querida, adiós para siempre. Tu hija que ya jamás te podrá besar ni abrazar… Que no me lloréis. Que mi nombre no se borre de la historia”. Fueron éstas las últimas palabras que dirigiría a su familia una muchacha de 19 años llamada Julia Conesa. Corría la noche del 4 de agosto de 1939. Hacía cuatro meses que había terminado la Guerra Civil. Madrid, destruida y vencida tras tres años de acoso, de bombardeos y resistencia ante el ejército sublevado, intentaba adaptarse al nuevo orden impuesto por el general Franco, un régimen que iba a durar cuatro décadas.

En el ambiente de ese verano de posguerra –tristísimo para unos y glorioso para otros–, se mezclaban las ruinas de los edificios y la pobreza de sus pobladores con las dolorosas secuelas físicas y psicológicas de la contienda. Y, sobre todo, abundaban ya la propaganda y la represión. El día a día de la capital estaba marcado por las denuncias constantes de vecinos, amigos y familiares; por la delación, los procesos de depuración en la Administración, en la Universidad y en las empresas; por las redadas, los espías infiltrados en todas partes, las detenciones y las ejecuciones sumarias. En junio habían comenzado, incluso, los fusilamientos de mujeres. “Españoles, alerta. España sigue en pie de guerra contra todo enemigo del interior o del exterior, perpetuamente fiel a sus caídos. España, con el favor de Dios, sigue en marcha, una, grande, libre, hacia su irrenunciable destino…”, voceaban las radios de Madrid. “Juro aplastar y hundir al que se interponga en nuestro camino”, advertía Franco en sus discursos.

Sería aquélla la última carta de Julia Conesa. Y ella lo sabía. Porque, junto a otras catorce presas de la madrileña cárcel de Ventas, había sido juzgada el día anterior en el tribunal de las Salesas. “Reunido el Consejo de Guerra Permanente número 9 para ver y fallar la causa número 30.426 que por el procedimiento sumarísimo de urgencia se ha seguido contra los procesados (…) responsables de un delito de adhesión a la rebelión (…) Fallamos que debemos condenar y condenamos a cada uno de los acusados (…) a la pena de muerte”, dice la sentencia. A Julia la acusaban hasta de haber sido “cobradora de tranvías durante la dominación marxista”.


Carmen Barrero Aguero (20 años, modista). Trabajaba desde los 12 años, tras la muerte de su padre, para ayudar a mantener a su familia, que contaba con 8 hermanos más, 4 menores que ella. Militante del PCE, tras la guerra, fue la responsable femenina del partido en Madrid. Fue detenida el 16 de mayo de 1939.

Martina Barroso García (24 años, modista). Al acabar la guerra empezó a participar en la organización de las JSU de Chamartín. Iba a la Ciudad Universitaria a buscar armas y municiones (lo que estaba prohibido). Se conservan algunas de las cartas originales que escribió a su novio y a su familia desde la prisión.

Blanca Brisac Vázquez (29 años, pianista). La mayor de las trece. Tenía un hijo. No tenía ninguna militancia política. Era católica y votante de las derechas. Fue detenida por relacionarse con un músico perteneciente al Partido Comunista. Escribió una carta a su hijo la madrugada del 5 de agosto de 1939, que le fue entregada por su familia (todos de derechas) 16 años después. La carta aun se conserva.

Pilar Bueno Ibáñez (27 años, modista). Al iniciarse la guerra se afilió al PCE y trabajó como voluntaria en las casas-cuna (donde se recogía a huérfanos y a hijos de milicianos que iban al frente). Fue nombrada secretaria de organización de Radio Norte. Al acabar la guerra se encargó de la reorganización del PCE en ocho sectores de Madrid. Fue detenida el 16 de mayo de 1939.

Julia Conesa Conesa (19 años, modista). Nacida en Oviedo. Vivía en Madrid con su madre y sus dos hermanas. Una de ellas murió de pena (por la muerte de su novio en las guerrillas) estando ella detenida. Se afilió a las JSU por las instalaciones deportivas que presentaban a finales de 1937 donde se ocupó de la monitorización de estas. Pronto se empleó como cobradora de tranvías, ya que su familia necesitaba dinero, y dejó el contacto con las JSU. Fue detenida en mayo de 1939 siendo denunciada por un compañero de su "novio". La detuvieron cosiendo en su casa.

Adelina García Casillas (19 años). Militante de las JSU. Hija de un guardia civil viudo. Le mandaron una carta a su casa afirmando que sólo querían hacerle un interrogatorio rutinario. Se presentó de manera voluntaria, pero no regresó a su casa. Ingresó en prisión el 18 de mayo de 1939.

Elena Gil Olaya (20 años). Ingresó en las JSU en 1937. Al acabar la guerra comenzó a trabajar en el grupo de Chamartín.

Virtudes González García (18 años, modista). Amiga de Carmen María Cuesta (15 años, perteneciente a las JSU y superviviente de la prisión de Ventas). En 1936 se afilió a las JSU, donde conoció a Vicente Ollero, que terminó siendo su novio. Fue detenida el 16 de mayo de 1939 denunciada por un compañero suyo bajo tortura.

Ana López Gallego (21 años, modista). Militante de las JSU. Fue secretaria de Radio Chamartín durante la Guerra. Su novio, que también era comunista, le propuso irse a Francia, pero ella decidió quedarse con sus tres hermanos menores en Madrid. Fue detenida el 16 de mayo, pero no fue llevada a la cárcel de Ventas hasta el 6 de junio. Se cuenta que no murió en la primera descarga y que preguntó "¿Es que a mi no me matan?".

Joaquina López Laffite (23 años). En septiembre de 1936 se afilió a las JSU. Se le encomendó la secretaría femenina del Comité Provincial clandestino. Fue denunciada por Severino Rodríguez (número dos en las Juventudes Socialistas). La detuvieron el 18 de abril de 1939 en su casa, junto a sus hermanos. La llevaron a un chalet. La acusaron de ser comunista, pero ignoraban el cargo que ostentaba. Joaquina reconoció su militancia durante la guerra, pero no la actual. No fue conducida a Ventas hasta el 3 de junio, a pesar de ser de las primeras detenidas.

Dionisia Manzanero Salas (20 años, modista). Se afilió al Partido Comunista en abril de 1938 después de que un obús matara a su hermana y a unos chicos que jugaban en un descampado. Al acabar la guerra fue el enlace entre los dirigentes comunistas en Madrid. Fue detenida el 16 de mayo de 1939.

Victoria Muñoz García (18 años). Se afilió con 15 años a las JSU. Pertenecía al grupo de Chamartín. Era la hermana de Gregorio Muñoz, responsable militar del grupo del Sector de Chamartin de la Rosa. Llegó a Ventas el 6 de junio de 1939.

Luisa Rodriguez de la Fuente
(18 años, sastra). Entró en las JSU en 1937 sin ocupar ningún cargo. Le propusieron crear un grupo, pero no había convencido aun a nadie más que a su primo cuando la detuvieron. Reconoció su militancia durante la guerra, pero no la actual. En abril la trasladaron a Ventas, siendo la primera de las Trece Rosas en entrar en la prisión.

Encuentro con la vida y la obra de MARCOS ANA


El lunes 29 de octubre de 2007 tuvo lugar en la Sala San Borondón de La Laguna (Canarias) el Encuentro con la vida y la obra de MARCOS ANA, símbolo de los presos políticos del franquismo, encarcelado desde los 19 a los 41 años. El poeta presentó su autobiografía “Decidme cómo es un árbol. Memoria de la prisión y la vida”, editado recientemente por Tabla Rasa y Umbriel y prologado por el Premio Nobel José Saramago. En noviembre se publicará en América.

Y el cual os recomiendo que tengais y leais porque es más que un libro, para mi una obra de arte, un tesoro.


EL UNICORNIO AZUL Y ALBANTA


EL UNICORNIO AZUL Y ALBANTA


Mi unicornio azul ayer se me perdió
pastando lo dejé y desapareció
cualquier información bien la voy a pagar
las flores que dejó, no me han querido hablar.

Mi unicornio azul ayer se me perdió
no sé si se me fue, no sé si se extravió
y yo no tengo más que un unicornio azul
si alguien sabe de él, le ruego información
cien mil o un millón yo pagaré
mi unicornio azul, se me ha perdido ayer
se fue...

Mi unicornio y yo hicimos amistad
un poco con amor, un poco con verdad
con su cuerno de añil pescaba una canción
saberla compartir era su vocación.

Mi unicornio azul ayer se me perdió
y puede parecer acaso una obsesión
pero no tengo más que un unicornio azul
y aunque tuviera dos yo solo quiero aquel
cualquier información la pagaré
mi unicornio azul se me ha perdido ayer
se fue...


Silvio Rodriguez
«Unicornio», 1982.
Mi unicornio Azul, otra canción sin duda preciosa; que es la preferida de Don Ramón y que le han dado muchos significados, cada cual que saque sus propias conclusiones.
ALBANTAYo sé que allí,
allí donde tú dices,
vuelan las alas del agua
como palomas de escarcha
y el mar no es azul
sino el vuelo de tu imaginación
en Albanta.

Yo sé que allí,
allí donde tú dices,
las nubes callan palabras
y el cielo no dice nada
y el sol es un sol
transparente como tu corazón
en Albanta.

Que aquí, tú ya lo ves,
es Albanta al revés.

Yo sé que allí,
allí donde tú dices,
las ciencias no son exactas
porque es eterna la infancia
y el fin no es el fin
porque no acaba lo que no empezó
en Albanta.

Yo sé que allí,
allí donde tú dices,
no existen hombres que mandan
porque no existen fantasmas
y amar es la flor
más perfecta que crece en tu jardín
en Albanta.

Que aquí, tú ya lo ves,
es Albanta al revés.
Luis Eduardo Aute
Aute nos deja canciones para el recuerdo, todas ellas para escuchar y valorar.

AL ALBA



AL ALBA


Si te dijera amor mio
que temo a la madrugada,
no se que estrellas son estas
que hieren como amenazas,
dicen que sangra la luna
al filo de su guadaña.

Presiento que tras la noche
vendra la noche mas larga,
quiero que no me abandones
amor mio al alba.

Al alba,al alba
al alba,al alba.

Los hijos que no tuvimos
se esconden en las cloacas,
comen las ultimas flores
parece que adivinaran,
que el dia que se avecina
viene con hambre atrasada.

Presiento que tras la noche
vendra la noche mas larga,
quiero que no me abandones
amor mio al alba.

Al alba,al alba
al alba,al alba.

Miles de buitres callados
van extendiendo sus alas,
no te destroza amor mío
esta silenciosa danza.

maldito baile de muertos
pólvora de la mañana.

Presiento que tras la noche
vendra la noche mas larga,
quiero que no me abandones
amor mio al alba.

Al alba,al alba
al alba,al alba.
Al alba,al alba
al alba,al alba
quiero que no me abandones
ay amor mio al alba.
Al alba,al alba
al alba,al alba
parece que adivinaran
ay amor mio al alba
Al alba,al alba
al alba,al alba
este silencio se avanza
ay amor mio al alba
Al alba,al alba
al alba,al alba
ay quiero que no me abandones
ay amor mio al alba.
Al alba,al alba
al alba,al alba...
Otra canción que sin duda o por lo menos a mí, me pone los pelos de punta y me emociona mucho, dedicada a todos los fusilados del franquismo y por que no a todas las victimas del terrorismo, hoy cuatro años del aniversario del mayor atentado de nuestro País.

JARCHA - LIBERTAD SIN IRA


JARCHA - LIBERTAD SIN IRA


Dicen los viejos que en este país
hubo una guerra,
que hay dos Españas que guardan aún
el rencor de viejas deudas;

dicen los viejos que este país necesita
palo largo y mano dura
para evitar lo peor.

Pero yo sólo he visto gente
que sufre y calla, dolor y miedo,
gente que sólo desea
su pan, su hembra y la fiesta en paz.

Libertad, libertad
sin ira libertad,
guárdate tu miedo y tu ira
porque hay libertad,
sin ira libertad,
y si no la hay sin duda la habrá.

Dicen los viejos que hacemos
lo que nos da la gana;
y no es posible que así pueda haber
gobierno que gobierne nada;

dicen los viejos que no se nos dé rienda suelta,
que todos aquí llevamos
la violencia a flor de piel.

Pero yo sólo he visto gente
muy obediente, hasta en la cama
gente que tan sólo pide
vivir su vida, sin más mentiras y en paz...

Libertad, libertad
sin ira libertad,
guárdate tu miedo y tu ira
porque hay libertad,
sin ira libertad,
y si no la hay sin duda la habrá.

Esta canción a pesar de que haya varias opiniones sobre ella, a mi es una canción que me gusta mucho y es una canción que durante los años de la Transición española, su música reflejaba el sentir de los españoles en unos años en que se pasaba de la dictadura franquista a la democracia. Esperemos que en estos tiempos de crispación politica, y que a ganado la democracia social, nos dejen vivir la fiesta en Paz. ¡¡Salud, Memoria y Libertad!!

Mujeres que se atrevieron a ser libres


Mujeres que se atrevieron a ser libres
Escrito por Francisco Sánchez Montoya
jueves, 06 de marzo de 2008

Represaliadas en la cárcel del Sarchal
Sobre la mujer ceutí, en aquellos años de represión tras la sublevación del 17 de julio de 1936 muy pocos datos tenemos, ellas dieron los mejores años de su vida y todo por atreverse a algo tan simple para nosotros hoy en día, como querer un país en democracia y en libertad. Tras la proclamación del estado de guerra Ceuta se convierte en una ciudad llena de miedos y recelos. Desde la misma madrugada del 18 de julio las fuerzas sublevadas, con la ayuda de patrullas de falangistas, comienzan las detenciones selectivas y asaltos a las sedes de los sindicatos, partidos políticos y Casa del pueblo. Los principales dirigentes políticos son detenidos y encarcelados, los hombres entre la Fortaleza militar del Monte Hacho y García Aldave, y las mujeres en la cárcel de la ciudad en lo que hoy todavía se conoce como “La Cárcel de Mujeres” en la barriada del Sarchal.
Centrándonos en la represión hacia la mujer ceutí, y con motivo del Día Internacional de la Mujer, a celebrar el próximo sábado, recordar que a estas ceutíes se les imputaba de un delito de “adhesión a la rebelión” y algunas se les acusó de ocultar a sus familiares y no colaborar con los sublevados. La represión desencadenada fue tan intensa y extendida que no sólo la sufrieron las mujeres ceutíes que habían defendido el poder establecido con su labor política y sindical, también cayó la misma sobre aquellas que habían destacado en empresas culturales y actividades públicas o simplemente denunciadas por rencillas personales, odios y deudas, de la que se nutrió la prisión del Sarchal.

Encarcelada por ocultar a su marido
El 13 de noviembre de 1.936, tiene lugar el fusilamiento de uno de los políticos más importantes de aquellos años, Antonio Parrado Gil, Secretario General de las Juventudes Socialista. Cuando las tropas toman la ciudad en la madrugada del día 18 de julio, y comienzan las detenciones. Su mujer le aconseja que se oculte para ver como se suceden los acontecimientos, era el máximo responsable del PSOE en los mítines y reuniones, se oculta en casa de un familiar en la actual calle General Aranda allí permanece.
A mediados de agosto decide cambiar de lugar dada las noticias que le llega de detenciones y temiendo por la familia que lo oculta se viste de anciana y recorre toda la ciudad hasta la playa Benítez, donde su cuñada tiene una tienda de comestibles, junto a la antigua fábrica de curtidos, allí oculto recibe la visita de su mujer llevándole ropa y comida. Pero el 12 de septiembre de 1936 fue descubierto y detenido por la policía ayudado por varios falangistas ingresando en la Fortaleza del Monte Hacho, su mujer y su cuñada también son encarceladas, ellas por cómplices, en la cárcel del Sarchal, tras un juicio sumarísimo se le condenó a dos penas de muerte. El 13 de noviembre de 1.936, a las 8,30 de la mañana, en la explana de la Fortaleza del Monte Hacho, fue fusilado por un piquete de doce falangistas. El joven Parrado le escribe una última misiva hacia su mujer, quien todavía continúa detenida:
"Hacho, a 23 de octubre de 1936. Mi queridísima Laura; Te escribo esta carta el día siguiente de haberse celebrado mi consejo de guerra, para que te sea entregada después de que yo haya sido ejecutado pues supongo que así será, ya que el fiscal me pedía dos penas de muerte. ¿Que podría yo decirte, Laura, mujer buena, de mi fatal destino? Yo sé que tú me crees: no soy culpable de los delitos de que me han acusado. Sin embargo... ¡No es mi vida lo que más me ha importado en mis horas de meditación y sufrimiento, sino tu, mis hijitos - los tuyos- de mi corazón y mis padres y hermanos; en fin, todos los que por mi sufrís. Pero en esta tragedia te tengo presente a ti, Laura, como mi más leal compañera de penas y fatigas. ¡Has sido tan buena conmigo! Ahora lo aprecio aún con más calor y emoción… Lo que más me duele es no poderme despedir de ti con un abrazo fuerte. Pero tranquilízate y ten valor. No vayas a decaer. Nuestros hijos te necesitan más que nunca. Hazlo por ellos y por mi recuerdo. Ahora, saldrás en libertad. Tengo una fotografía tuya y te tengo presente. Moriré con ella apretada, con el pensamiento puesto en ti. Recibe tú mis últimos abrazos y mi íntimo aliento, que van hacia ti como mereces."

Calle Antonia Céspedes Gallego , ¿Para cuándo?
En varias ocasiones he escrito sobre esta sindicalista ceutí Antonia Céspedes Gallego, cariñosamente conocida como “la latera” y la deuda que tenemos con ella como símbolo de otras muchas mujeres ceutíes quienes sufrieron represión en nuestra ciudad.
La sindicalista ceutí Antonia
Céspedes, ejecutada en 1937,
se merece una calle con su nombre.
(Archivo: Paco Sánchez)
Las asociaciones vecinales, Digmun, sindicales y también, ¿Porqué no?, el Centro Asociado de la Mujer, deberían ponerse a trabajar y acordar que el próximo año en el día de la Mujer se inaugure una calle con su nombre. Todo es cuestión de comprometer a nuestros ediles, y además, recordar que el callejero de nuestra ciudad tiene muy pocos nombres de mujeres ceutíes.
Antonia Céspedes, se encontraba detenida en la cárcel de mujeres del Sarchal de donde fue sacada en la madrugada del 21 de enero de 1937 su cuerpo fue encontrado en una de las laderas de la barriada, tenía 46 años. Era una persona muy humilde, vivía en el patio Centenero, una gran luchadora siempre cerca de la mujer trabajadora y de sus mejoras sociales, unos meses antes de su ejecución fue juzgada siendo condenada a cadena perpetua. En el consejo de guerra al cual he tenido acceso, ya se le acusaba de ayudar a otras mujeres. Textualmente el juez militar escribió: “Se le acusa de incitar a las mujeres, ya que en una de las últimas huelgas fue por las casas sacando a las muchachas que trabajaban en el servicio domestico, para conseguir mejoras sociales y en las elecciones del 16 de febrero de 1936 fue apoderada en una mesa apoyando al candidato del PSOE Manuel Martínez Pedroso”. Tenemos constancia por la prensa de su actividad sindical, ella trabajaba en la fábrica de conservas de Pedro Castillo y Antonio Llano en la bahía sur, junto a la playa de la Ribera. En mayo de 1931, lideró una huelga para conseguir mejoras para las trabajadoras entre otras reivindicaciones, pedía, jornada laboral, horarios, salarios e higiene. En los siguientes términos: “no permitáis que embarquen vasijas y menos aún dejar desembarcar pescado para ninguna fábrica de la península, que proceda de Ceuta, porque perjudicáis grandemente la lucha que por estas bravas compañeras” y terminaba el manifiesto con: ¡trabajadores! ¡No olvidéis este llamamiento! proceded con energía a todo intento de perjuicios contra nuestras compañeras. El comité de huelga. Ceuta, 18 de junio de 1.931”.
Encarceladas por organizar un almuerzo
Otra pincelada de lo sufrido por algunas mujeres ceutíes la tenemos en lo sucedido a unas vecinas de la Barriada del Sarchal estaba claro que el clima de represión y rencillas personales fue tan grande que por el solo hecho de organizar una comida familiar y cantar unas
Isabel Mesa, pudo escapar por
la bahía sur, antes de ser detenida.
Pertenecía a la sección de la mujer de la CNT
(Archivo: Paco Sánchez)
coplillas se pagó con la vida de cinco vecinos de esa popular barriada y sus mujeres encarceladas. El almuerzo se celebró el 6 de junio de 1937, en la barraca nº 46 propiedad de Herminio Vidal, con el fin de oficiar la terminación de unas obras en su barraca, ya que el maestro de obras José Ladrón Ros, no le cobro y también para celebrar que hacia unos días había salido del hospital. La denuncia fue realizada por un brigada que vivía enfrente, vecino de los inculpados y secretario en los juzgados militares del Paseo Colon los acusó de que hacía unos días había fallecido el general Emilio Mola en un accidente de aviación y lo estaban celebrando. Tras consultar el consejo de guerra se puede apreciar la falsedad de lo expuesto durante el consejo de guerra donde se falló pena de muerte para todos menos para el maestro albañil José ladrón que sufriría cadena perpetua. Y todas sus mujeres a largas penas en la prisión del Sarchal. Otras mujeres tuvieron más suerte y pudieron huir antes de ser detenidas como la joven sindicalista Isabel Mesa, quien vivía en la Barriada del Sarchal, tenia 23 años era una gran activista, pertenecía al sindicato de oficios varios de la CNT de Ceuta, donde, por ser mujer, no fue fácil su integración. En los locales que poseía este sindicato en la calle Linares. Isabel Mesa participaba en reuniones junto a otras compañeras trabajadoras, ella poseía el carné número 1 de mujeres del gremio de la aguja de Ceuta. En unas memorias ella escribió: "En Ceuta teníamos un ateneo libertario donde se enseñaba a leer y a escribir a los obreros; también música, pintura o esperanto, se hacían asambleas, se hablaba de la revolución y de las ideas, lo primero que hicimos en el sindicato fue una biblioteca, los carpinteros hicieron una vitrina y cada persona llevó los libros que pudo, poníamos bancos de madera porque no teníamos sillas". Tras la sublevación pudo huir por la playa del Sarchal en una trajiña junto a doce compañeros más llegando a la costa malagueña todavía en poder del Gobierno, se quedó en Málaga pensando que la sublevación duraría pocos días y poder volver a Ceuta donde estaban sus padres y hermanos pero no pudo ser y tras caer Málaga en manos del ejercito de Franco huye a Valencia trabaja de enfermera, participó en el congreso de constitución de la Federación Nacional de mujeres libres en septiembre 1937, llegando a ser secretaria. ella siempre decía: "La mujer siempre ha tenido que luchar mucho, no sólo teníamos que sembrar las ideas sino luchar contra algunos de los que estaban con nosotras sembrando, la mujer y el hombre tienen que ir caminando juntos, buscando la libertad, codo con codo o cogidos de la mano” A la derrota del 39, nunca se resignó a quedarse como clase subalterna relegada al hogar, como imponía el régimen siguió en la lucha, huye hacia el puerto de Alicante pero al no llegar el barco, marcha hacia Almería a pie. Luego vuelve a Málaga, donde en el año 1941 crea con otras compañeras un periódico clandestino el Faro de Málaga. Seguro que tomó el nombre acordándose de su ciudad. Fue detenida y procesada y condenada a dos penas de muerte. Pudo huir y al sentirse perseguida, tuvo que cambiar su nombre varias veces, pero lo que más le dolió fue tener que abandonar su apellido Mesa, seguirá en la lucha antifranquista con el nombre de Carmen Delgado. Vuelve a Valencia, y junto a otras compañeras, promueve la creación del colectivo de mujeres "Unión de mujeres demócratas", organización clandestina para ayudar a las presas y a su familia y con actividades en contra de la dictadura. Instala un quiosco, junto con Maruja Lara, compañera luchadora, inseparable, en la trastienda tenían la prensa anarquista. Isabel se subleva al miedo, compra una máquina de escribir y con ella, de noche, realizaban las octavillas clandestinas del grupo, para que ningún vecino las descubriera, una niña cantaba y su voz ocultaba el martilleo de las teclas. Su quiosco, fue almacén de donde salieron juguetes que alegraron las fiestas de muchos hijos de presos. En el año 1956 es detenida y durante ocho días es torturada en la comisaría de la calle Samaniego de Valencia, posteriormente colaboró en la formación de colectivos libertarios la ceutí Isabel Mesa fallecía el 25 de febrero de 2002 en Valencia. Podíamos seguir contando historias de otras muchas mujeres ceutíes que sufrieron la represión por querer ser libres, lo dejamos para otra ocasión.

Su reflexión de "Preguntas a un Ancestro"


Ayer leí unos mensajes, en el que la amiga Rojilla ponía el trocito de poema de Don Ramón
“Preguntas a un Ancestro”
Hoy quisiera que sepas
que sin saber tu rostro
que sin saber por donde
se han perdido tus huesos
igual yo te recuerdo,
y pienso conmovido
en cuanto habrás luchado
en cuanto habrás sufrido
tú mi antepasado
en el tiempo perdido
tú mi antepasado
tan lejano y querido

el cual yo en su día puse en la pagina de Memoria Histórica y el cual hemos adoptado como legado, por lo que significa y por lo bien que expresa lo que sentimos; el caso es que la amiga Eva le respondia diciendo “habrá que preguntar a Ramón Almagro que historia guardan esos versos suyos” así que ya que es una pregunta que creo todos nos hemos hecho, se lo pregunte a Don Ramón para que disipara nuestras dudas; y ayer mismo me enviaba este email, su respuesta:
Wed, 5 Mar 2008 17:56:42 -0300 (Hora estándar Sudamérica E.)
Irá, cierta vez se me ocurrió pensar en cuanta ingratitud tenemos con nuestros antepasados, aún los directos por ejemplo los padres de nuestros abuelos son en muchísimos casos perfectos desconocidos pues en la mejor de las situaciones podemos saber el nombre pero desde allí nada más, es decir no sabemos lo que hacían ni como vivían y bueno ante tanta ingratitud se me ocurrió escribir este poema,
Casos puntuales fué por ejemplo el de un bisabuelo que sufrió una guerra , no se donde, pues cuando quise preguntar ya no existía nadie que me pudiera contar, y a causa de esa guerra que no lo dejo bien, un día se suicidó tirandose a un pozo de agua, también hubo entre ellos una abuela o tataraabuela que debió ser española pues tocaba un bandoneon y fumaba cigarros de hoja, bueno de todos ellos me gusrtaría saber más pero se me hizo tarde para andar preguntando y por eso escribí el poema, para contarles que los quiero mucho, bueno eso es todo, no olvides que soy de un país donde todos hemos venido de los barcos, bueno un abrazo y hasta pronto y como siempre muchas gracias te dice tu yayo argentino.
Me quedo sin palabras; Os dejo el Poema Completo para que disfruteis de los versos de Don Ramón, que en todo poema despierta grandes sentimientos y emoción. Os dejo tb para que lo escucheis en la preciosa voz de Luna, que fue uno de los poemas que leyó en Poesia en los Bares que se celebró en Illescas.
“Preguntas a un Ancestro”
¿En qué hemisferio
comenzó tu vida?
¿En qué combates
cosechaste mis miedos?
¿A la sombra de qué árbol
y escuchando qué pájaros
hallaste esta alegría,
de mi afición al canto
al despuntar el día?
¿Por qué motivo,
huyendo de que cosas
cruzaste un día los mares,
buscando un nuevo mundo?
¿Fue por sueños de gloria
o escapándole al hambre
que volcaste en América
esta que hoy es mi sangre?

Tú quizás no supieras
de escribir o estas cosas
más yo sé y es seguro
ya que soy el testigo
que nunca te ha faltado
una frase amorosa
ofreciendo a la vida
tu cariño y tu abrigo

Hoy quisiera que sepas
que sin saber como eras,
que sin saber en donde
se han perdido tus huesos
igual yo te recuerdo
y pienso conmovido
en cuanto habrás soñado,
en cuanto habrás sufrido,
tú mi antepasado
en el tiempo perdido,
tú mi antepasado
tan lejano y querido.

Don Ramón de Almagro

RESEÑAS BIBLIOGRÁFICAS: Andrés INIESTA LÓPEZ


RESEÑAS BIBLIOGRÁFICAS

"El niño de la Prisión" Andrés INIESTA LÓPEZ
Prólogo de Juan Luis Cebrián

Madrid, Siddharth Mehta Ediciones, 2006


El segmento de libros testimoniales sobre el paso por las prisiones franquistas cuenta con un nuevo libro pero no un libro más. Pocas veces se ha contado el paso por las prisiones provisionales, habilitadas en conventos y cuarteles, en condiciones infernales, situadas en los pueblos que eran cabeceras de partido judicial.

Andrés Iniesta López protagoniza El niño de la Prisión pero podría haberlo sido de El Conde de Monte Cristo. La diferencia abismal entre ambos es que lo que cuenta el primero de ellos es, para su desgracia y la de nuestro país, memoria histórica. Mientras las aventuras de Edmundo Dantés son fruto de la ficción creada por Alejandro Dumas. La analogía se sitúa en la lucha contra una tiranía que uniría a ambos a través del tiempo y la memoria Cuando ya tantos han quedado enmudecidos por el paso de los años o la desmemoria, Iniesta recuerda con minuciosidad los años pasados en la Prisión Monasterio de Uclés, (Cuenca). La prisión de Ocaña (Toledo), donde compartió los últimos días de su padre finalmente fusilado, sería la estación de término de su trayectoria carcelaria, pero sólo una etapa en los sufrimientos infligidos desde el poder. El Patronato de Redención de Penas por el Trabajo también contaría con él para la construcción del Valle de los Caídos. Cuando finalizan los 8 años de encierro, debe cumplir el servicio militar en un batallón disciplinario de soldados trabajadores penados, enviado a Marruecos.

Como tantos otros, su juventud no le impidió compartir su ración de represalias en forma de hambre, frío y cárceles, unida al ejercicio de la guadaña institucional que siega su entorno familiar. Si bien sus diecisiete años le libraron de la ejecución, no así a sus compañeros de expediente, asesinados todos bajo el ropaje legal de un consejo de guerra. Iniesta rinde su particularhomenaje a sus compañeros, incorporando un cuadro cronológico de reclusos fusilados hasta un conjunto de 316 ejecutados.

El Monasterio de Uclés, reconvertido en prisión, es la principal estación del vía crucis pero sólo una más donde hincar la rodilla del vencido. El delito familiar también tiñe de negro su destino. Al dolor de su padre fusilado se añade el desamparo de sus hermanos tras la muerte de su madre, doliente y viuda, tras haber recibido su dosis de vejaciones.

Este libro contiene una historia de alto contenido emocional. Su lectura debía ser obligatoria para todos pero, sin duda, para aquellos que están cocinando un proyecto de Ley de las Víctimas de la Guerra Civil y de la Dictadura, desleído en miedos.

Mirta Núñez Díaz-Balart

Universidad Complutense de Madrid

También puedes escribirle a Don Ramón para que te lo envíe a otro país, seguro que te encanta su librito de Poemas, él te lo agradecerá. donramon@sinectis.com.ar

NIÑOS ROBADOS

El Rincón de las Miradas

Hola a todos, bienvenidos al Rincón de la Memoria, ¿el porque de ese nombre?, porque para mi es muy importante "No Olvidar", recordar mis raíces, los amigos, las risas, los sueños, las tristezas….recordar cada instante, y no olvidar nunca mis recuerdos.

Un blog de recuerdos de grandes personas e historias, que no deben borrarse de la historia, ni de nuestra Memoria. Un Sitio de encuentros, donde el Olvido y el silencio no tienen la puerta abierta.

Este Blog lo he creado pensando especialmente en dos grandes personas, las cuales admiro muchísimo, son mi buen Amigo Don Ramón de Almagro y Marcos Ana (al cual descubrí un poco más gracias a Don Ramón), Con todo mi cariño hacia ellos.

Y gracias a este Rincón tengo que añadir una extensa lista de amigos entrañables que nunca olvidaré...Andrés Iniesta, Germán, Eva, Carmina, Rafa, kebran y un largo ect.
¡GRACIAS A TODOS!


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