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    Amigos con Memoria...

    La vida es muy peligrosa. Por las personas que hacen el mal, y por las que se sientan a ver lo que pasa.
    Albert Einstein (versión SaiZa)

    Carpe Diem

    No os quedéis impasibles ante las injusticias y las mentiras. Si algo no os gusta, decidlo sin miedo. Por mucho que la gente corrupta de lo políticamente correcto parezca imponer un silencio, ¡no calléis! Pues es mucho lo que está en juego:
    ¡LA LIBERTAD!

    No te dejes vencer por el desaliento

    No dejes que termine el día sin haber crecido un poco,sin haber sido feliz, sin haber aumentado tus sueños.No te dejes vencer por el desaliento.No permitas que nadie te quite el derecho a expresarte,que es casi un deber.No abandones las ansias de hacer de tu vida algo extraordinario.No dejes de creer que las palabras y las poesías sí pueden cambiar el mundo.Pase lo que pase nuestra esencia está intacta. Somos seres llenos de pasión.La vida es desierto y oasis.Nos derriba, nos lastima, nos enseña, nos convierte en protagonistas de nuestra propia historia.Aunque el viento sople en contra, la poderosa obra continúa:Tú puedes aportar una estrofa. No dejes nunca de soñar, porque en sueños es libre el hombre.No caigas en el peor de los errores: el silencio.La mayoría vive en un silencio espantoso.No te resignes. Huye."Emito mis alaridos por los techos de este mundo",dice el poeta.Valora la belleza de las cosas simples.Se puede hacer bella poesía sobre pequeñas cosas, pero no podemos remar en contra de nosotros mismos.Eso transforma la vida en un infierno.Disfruta del pánico que te provoca tener la vida por delante.Vívela intensamente, sin mediocridad.Piensa que en ti está el futuro y encara la tarea con orgullo y sin miedo.Aprende de quienes puedan enseñarte.Las experiencias de quienes nos precedieron de nuestros "poetas muertos", te ayudan a caminar por la vida.La sociedad de hoy somos nosotros. Los "poetas vivos".No permitas que la vida te pase a ti sin que la vivas… Walt Whitman.Versión de: Leandro Wolfson

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NOTAS DE PRENSA


NOTAS DE PRENSA
MARCOS ANA en la ARGENTINA Crónica de Buenos Aires 20-10-63

ENTREVISTA CON LETRADOS EN LA ASOCIACIÓN DE ABOGADOS DE BUENOS AIRES
El viernes, día 25, Marcos Ana ha sido recibido por el Consejo Directivo de la Asociación de Abobados de Buenos Aires, en sesión especial, con asistencia de alrededor de 40 letrados. La entrevista ha revestido una importancia especial por tratarse de la entidad que agrupa a gran número de abogados de la capital argentina y por el contenido de la misma, así como sus resultados. Marcos Ana comenzó haciendo una breve exposición referente ala magnitud y el carácter de la represión en España, la legislación y las prácticas represivas, procesales y penitenciarias, ilustrándola con su propia experiencia y con ejemplos de otros presos políticos. Pero lo más importante del encuentro ha sido las preguntas, numerosas y demostrativas de un sincero y profundo interés, que le dirigieron los abogados, y las respuestas dadas por él, acogidas con signos de convencida aprobación por los asistentes. Los letrados se han interesado por múltiples aspectos, de carácter jurídico y humano, de la vida de Marcos Ana; de la legislación franquista, el sistema de los consejos de guerra, los métodos procesales que en ellos se aplican, las condiciones en que se incoan los procesos, la falta de garantías de defensa, el régimen carcelario, etc. etc. Al término de la entrevista, el presidente de la Asociación, Doctor Carlos S. Fayt, manifestó que la entidad se complacía en haber recibido en su sede a Marcos Ana y haber oído su valioso testimonio.
Reafirmó la posición de la Asociación de Abogados en la defensa de los Derechos Humanos y su restablecimiento en España y declaró: "En cuanto Ud. representa el ansia de libertad de España, cuente con nuestra solidaridad y nuestro aplauso".
Terminada formalmente la reunión, aun durante largo rato, los letrados asistentes rodearon a Marcos Ana y le expresaron su simpatía, su preocupación por la situación de España y de sus presos políticos, su decidida solidaridad con la causa de su libertad y del imperio de los principios del derecho en España.

DOS ALOCUCIONES DE RADIO. - ENTREVISTAS DE PRENSA
El sábado 18, por radio Rivadavia de esta capital, Marcos Ana ha intervenido en dos audiciones consecutivas: la primera, un programa periodístico titulado "Hablando claro", en la que ha dirigido un saludo al pueblo argentino, transmitiendo el mensaje de gratitud y de esperanza en la solidaridad, de los presos políticos, de sus mujeres y sus hijos y del pueblo español; la segunda, en el programa "Recordando a Galicia", en el que ha dirigido un saludo a la numerosa colonia gallega de Argentina, recordando a los gallegos encarcelados en las prisiones franquistas, a los que cayeron bajo la represión o se extinguieron en presidio; exaltando el espíritu anti-franquista y democrático, la contribución a la lucha por la libertad de España que da el pueblo gallego, haciendo honor a sus tradiciones. Fue éste un mensaje emocionante, pletórico de sugerencias para los hijos de Galicia y preñado del cariño de este gran hijo de España que es Marcos Ana, por la tierra gallega y por su pueblo.
Marcos Ana continúa celebrando entrevistas periodísticas. Ha sido entrevistado, entre otras publicaciones, por la revista "Vea y Lea", una de las de mayor tirada de Buenos Aires.


GRANDIOSO HOMENAJE DE LA COLECTIVIDAD ESPAÑOLA
Hoy, domingo 10, en el salón teatro de la Federación de Sociedades Gallegas, se ha celebrado el banquete de homenaje de la colectividad española a Marcos Ana. Alrededor de 800 comensales han rodeado al poeta de las cárceles de España. Han asistido dirigentes de numerosas entidades españolas, exilados políticos, personalidades argentinas de la vida política, cultural y social. En medio de una emoción indescriptible, Marcos Ana ha hablado extensamente, seguido por una atención sólo interrumpida por frecuentes explosiones de aplausos, de la vida y el sacrificio, de la entereza y el ejemplo de fe de los presos políticos, de sus mujeres, de sus hijos, del valor de la solidaridad, del deber de prestarla incansablemente, de la necesidad de la unidad de los españoles en esta tarea y en la de luchar por la eliminación de la dictadura franquista. Describió el panorama español, subrayando la orfandad en que se debate la dictadura y la trascendencia que para una solución rápida, pacífica y democrática, tiene la unidad de todas las fuerzas de oposición. Subrayó las profundas razones de la reconciliación nacional como única vía para dicha solución.
Finalmente, recito poemas. En todos loa asistentes, hombres y mujeres, era la emoción tanta, que se advertía en los rostros, en los ojos humedecidos muchas veces por las lágrimas.
Marcos Ana fue presentado por Rafael Alarcón, exiliado republicano, vocal de la Junta Directiva del Centro Republicano de Buenos Aires y Director del Instituto de Ayuda y Protección al Inmigrante Español, quien manifestó que lo hacía en nombre de todos los españoles demócratas sin distinción de tendencias ni matices y destacó el deber de todos de responder al mensaje que trae Marcos Ana luchando sin descanso por la libertad de nuestros presos y de nuestro pueblo. Don Eduardo Zamacois, el veterano escritor español, pronunció unas cariñosas y emocionadas palabras simbolizando en la sonrisa de niño de Marcos Ana el valor de su espíritu invicto después de tanta tortura y tanto cautiverio. El secretario General de la Federación de Sociedades Gallegas, Alberto Portas, recordando el poema de Marcos Ana, "La casa y el corazón" dijo: "Esta casa gallega y republicana, que tiene 42 años de existencia al servicio del pueblo gallego y de la República, ha estado siempre abierta para todos los representantes de este pueblo y de esta causa, la causa del pueblo español. Hoy, singularmente, esta casa, sin puertas y sin llaves se abre para ti, Marcos Ana. Es tu casa." Un momento muy emotivo del acto ha sido aquel en que se anuncia que un numeroso grupo de españoles que han pasado por las prisiones franquistas, encabezados por Luis Quesada y Juan Arancet, compañeros de prisión de Marcos Ana durante 17 años, se han unido en torno a una misma mesa del banquete. Hay entre ellos quienes estuvieron condenados a muerte, quienes fueron torturados, quienes pasaron 5, 10, 15 años encarcelados. Son los compañeros de Marcos Ana que lograron la libertad.
En nombre de todos ellos, saludan al camarada ahora liberado. Luis Quesada, que recuerda su primar encuentro con Marcos, en la galería de condenados a muerte de Porlier, donde a su llegada en 1942, el preso que le recibió, con palabras de aliento, de fe, de solidaridad entrañable, fue un muchacho, el más de los condenados, Marcos Ana". En el transcurso del banquete, Marcos recibió numerosas muestras de cariño; regalos de distintos organismos y núcleos presentes; de mujeres; de jóvenes; libros, objetos simbólicos, flores… Marcos, empuñando los ramos de claveles que había recibido, abandonó la mesa de cabecera, recorrió el salón y fue regalando claveles a las mujeres asistentes, tantas que no pudo llegar a todas. Después, las favorecidas, llevaban el clavel de Marcos Ana como una reliquia. Mucho tiempo después de concluir el acto, Marcos Ana continuaba rodeado del calor de los presentes: periodistas que querían hacerle preguntas, representantes de entidades para invitarle a acudir a las mismas, españoles y españolas que querían abrazarle, decenas y decenas de jóvenes, de hombres y mujeres, que querían su firma en uno de sus libros, en la revista de los presos políticos de Burgos aquí reproducida, "Muro"


LOS ACTOS A EFECTUARSE
Además de entrevistas y recepciones o encuentros informales, en los próximos días se efectuarán los siguientes actos: Recital en la Sociedad Argentina de Escritores el martes 22; recepción en la Sociedad Argentina de Artistas Plásticos el miércoles 23, con inauguración de una exposición de obras de pintores argentinos inspiradas en sus poemas; viaje a la ciudad de Mar del Plata, donde se realizará un importante acto en el Teatro Colón, del Club Español local, el jueves 24; gran acto universitario en el Aula Magna da la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires, el viernes 25.El domingo 27, por la tarde se desarrollará en el mayor local de reuniones de Buenos Aires, el Estudio Luna Park, un gran festival artístico, que será el acto final y de mayor amplitud por su concurrencia.

NOTAS DE PRENSA 1
MARCOS ANA EN LA ARGENTINA Crónica de Buenos Aires 25-11-63
HOMENAJE UNIVERSITARIO EN EL AULA MAGNA DE LA FACULTAD DE MEDICINA
Esta noche se ha celebrado el homenaje a Marcos Ana organizado por los estudiantes de la Universidad Nacional de Buenos Aires a través de los Centros estudiantiles de la Facultad de Medicina y de otras de dicha universidad. El marco de este acto ha sido el Aula Magna de la Facultad de Ciencias Médicas, la mayor de todas las facultades, que se hallaba rebosante de un público juvenil y entusiasta, en el que podían verse también numerosos profesores. Ha intervenido, para presentar a Marcos Ana, el vicedecano de la Facultad de Medicina, Dr. Hugo Dickman, que dio la bienvenida al poeta a la referida casa de estudios y se refirió a su vida y a su poesía, condenando la arbitrariedad del franquismo y repudiando las calumnias que éste vierte contra Marcos Ana. También pronunció un discurso en nombre de los estudiantes, afirmando la solidaridad de estos con los presos políticos de España, con los estudiantes y el pueblo español, el presidente de la Federación Universitaria Argentina, Ariel Seoane. Finalmente, Marcos Ana, acogido por un entusiasmo desbordante, habló a los estudiantes argentinos, relatando su vida y la de sus compañeros presos, dando a la juventud universitaria argentina al mensaje de esperanza de los presos y de la juventud española. Luego recitó poemas y fue rodeado por un incesante corro de muchachos y muchachas que querían saludarle, solicitarle autógrafos, manifestarle su adhesión y su cariño. En el acto, donde Marcos Ana denunció la situación creada en el Penal de Burgos, el castigo que sufren Vidal de Nicolás, Llopis y Cunill por defender su libertad de conciencia, se aprobó un mensaje dirigido al Ministro de Información franquista para protestar de este hecho, a la vez que para reclamar el cese de la sangrienta represión en Asturias, la abolición de las torturas y de los tribunales militares de excepción, así como el respeto a los derechos humanos en España.

UN CRIMINAL INTENTO FRUSTRADO
Antes de iniciarse el acto de la Facultad de Medicina, los estudiantes observaron la entrada en el local de un elemento sospechoso, conocido por su filiación fascista. Rodeado por los estudiantes, se comprobó que llevaba un paquete conteniendo una bomba. Inmediatamente fue desarmado y los muchachos, indignados por este intento criminal contra Marcos Ana y contra el público asistente al acto, le dieron su merecido. Este hecho revela a qué extremos es capaz de llevar el franquismo su persecución al hombres que ante el mundo es un testimonio vivo, vibrante e irrefutable de la dictadura del general Franco. Sin embargo, el pueblo y la juventud de la Argentina, en éste y en todos los actos, rodeando a Marcos con el calor de su solidaridad y su cariño, ha frustrado las intenciones criminales del franquismo.

ENTREVISTA CON DIRIGENTES DEL PARTIDO SOCIALISTA ARGENTINO
Antes del acto reseñado, Marcos Ana ha celebrado una cordial entrevista con un grupo de dirigentes del Partido Socialista Argentino, encabezados por el Dr. Alfredo Palacios, en la residencia de éste. La entrevista ha sido cordialísima, afirmando los dirigentes socialistas su posición de solidaridad con el pueblo español, y expresando a Marcos Ana su apoyo a la misión y al mensaje que ha traído a la Argentina. Don Alfredo Palacios dio a conocer una insolente nota que le ha enviado el consejero Información de la Embajada franquista en Buenos Aires con motivo de la participación del veterano líder socialista en la Comisión Nacional de Homenaje a Marcos Ana, y la respuesta digna que envió a dicho funcionario. En la misma entrevista, el Dr. Palacios manifestó que se sentía complacido de ser quien ha de pronunciar el discurso de presentación de Marcos Ana en el gran acto que se celebrará el domingo próximo en el Estadio.


RECORTES DE PRENSA 1
Periódico MARCHA 28 de junio de 1963
MEMORIA DE UNA VIDA HEROICA
Darío Carmona, periodista español en Cuba, volvió a encontrar a Marcos Ana en La Habana.
El encuentro anterior había sido en el frente de Madrid. Allá, Marcos Ana era un miliciano muy joven y Carmona el cronista de Ahora, de Madrid, y de Juventud, periódico de la Juventud Socialista Unificada. En el frente de Madrid, en el frente del Ebro, en otros frentes, el periodista habló con muchos milicianos, y éstos con pocos periodistas. No es extraño que quien recordara primero aquel encuentro aquí fuera el reporteado, y no el periodista. La palabra a ambos, exilados (singular exilio el de Cuba para los socialistas que hablan español, exilio en el espacio, ya no en el tiempo).

A. Gilly


Está aquí, frente a mí, en la mesa de mi casa. Come con desgano, habla de prisa, lúcidamente, y se olvida del plato por contar sus recuerdos. No le cuesta hilvanar las frases, redacta bien hablando, así es que vuela con sus dramáticas anécdotas. Uno piensa: "Este hombre parece haber salido ileso de tantos años de horror, de las torturas… ¿Cómo, cómo es posible que podamos estar aquí hablando normalmente? Hemos vivido en dos mundos distintos: él sepultado vivo, yo libremente afuera… ¿y sus nervios? ¿no se los quebraron allá dentro?"

El viento de La Habana me da una parte de la respuesta. Un empujón del viento y se abre sola —de golpe— la puerta de mi departamento. Él está sentado de espaldas a ella y se vuelve sobresaltado.



Esa puerta… me recuerda lo que yo pensaba a veces en presidio. Podía pensar allí horas y horas. Muchas veces imaginaba cómo sería mi casa, cuando saliera: sin puertas, sin ventanas, sin una cerradura, sin un picaporte. Que entrara quien quisiera, el viento, la gente, el paisaje. He vivido tantos años escuchando cerrojos que se corren y se descorren. Sólo desde mi celda hasta el patio, en Burgos, había nueve puertas y nueve cerrojos. Y nueve más de vuelta hasta la celda: 18 puertas, 18 cerrojos…

Va tomando forma y realidad su vida a través de la larga conversación. Eso si, la cuenta a ráfagas. Se detiene unos segundos, muy serio, ante cada sugerencia. como si cada evocación tuviera su dosis de dolor. Después, de salir de "aquello", muchos le preguntaron por loa años interminables en el sepulcro carcelario y sobre sus impresiones al inaugurar la libertad. Pocos parecieron acordarse del prólogo de aquello, del Marcos Ana niño que no se llamaba así sino Femando Macarro Castillo.

Bueno, yo nací en Ventosa del Río Almar en la provincia de Salamanca.

El 20 de enero de 1921. Sí, una aldea de unos trescientos habitantes. Un pueblo desolado, de piedra y de miseria, encontrado tierra adentro. Su nombre es engañoso: no había río allá sino un riachuelo raquítico que se calcinaba en la tierra, que se secaba sin poder llegar al mar ni a ninguna parte.

Mi padre era Marcos Macarro, jornalero del campo. Mi madre. Ana Castillo. Ella administraba la pobreza de la familia y además era cocinera de una labranza o cortijo. Los dos, católicos, analfabetos. Muy católicos.

Marcos… Ana, los dos caerían segados por acontecimientos trágicos que se desencadenaron como una pesadilla. Morirían en una lucha que no entendían y que el hijo sí entendía bien. La metralla de los aviones italianos (Marcos), el corazón paralizado (Ana), cuando llegó por segunda vez la noticia: "su hijo ha sido condenado a muerte".

Los dos, muertos. Muertos por el enemigo. El hijo aquí. recordando, resucitando desde la tiniebla de las cárceles y con el nombre de pila de sus padres enlazado, más tierno que ningún apellido: Marcos Ana. "Eso heredé de ellos", dice.

El chico del carrito
Se pasa la mano por la frente varias veces, como si así los recuerdos de cuando era chico perdieran sus velos:

Pronto dejamos Ventosa del Río Almar. Mi hermana mayor se fue a servir a Madrid como criada. Su patrón tenía una huerta en Alcalá de Henares y propuso a mi padre que se fuera allá como hortelano. Nos fuimos todos con él a Alcalá. Yo tenía ocho años; apenas me dejaron ir a la escuela. Con prisa aprendí a leer, a escribir y las cuatro reglas. Los pobres no durábamos mucho en el pupitre. Enseguida, a trabajar. Fui "mochi", esos chicos desarrapados que ayudan a los jornaleros en las faenas del campo… Luego me metieren en un humilde comercio: salía por los pueblos con un carrito vendiendo hoces, cordeles… Muy mal lo pasábamos. Los jornales eran bajísimos, se deshacían como suspiros apenas cobrados. Primero, algo comíamos de la huerta; pero después los hijos del patrón pensaron que aquello se vería más bonito convertido en jardín. Fue la derrota de las patatas, de las lechugas, de las coles. Las margaritas y las rosas que tantos poetas cantaron, fueron para nosotros anuncio de hambre y privaciones.

Se va animando Marcos Ana.
¿Cómo explicarle? Yo era un chico con una vitalidad interior tremenda. Las cosas, la vida. no sólo me atraían sino despertaban en mí una pasión incontenible. Sin darme cuenta, buscaba un ideal al que entregarme. Lo necesitaba. Sólo un ideal, una verdad, podría sacarme fuera de mi mismo, dar cauce a esa vitalidad que me bullía por dentro. Fui un católico apasionado. Era aún un adolescente y me nombraron en cargos dirigentes en congregaciones católicas juveniles: la de San Tarsicio mártir, la de los Santos Niños… Pero yo seguía inquieto.


El mitin de Alcalá
Seguía inquieto —continúa Marcos Ana— hasta que un. día la Juventud Socialista anunció un mitin en Alcalá de Henares. Fui por curiosidad. Salí fascinado, con una sensación de alegre plenitud que no había conocido nunca.

Usa de nuevo el adjetivo "tremendo", que le gusta emplear cuando quiere marcar algo; "—Me entró un entusiasmo revolucionario tremendo; fue como un flechazo, como conocer la verdad de pronto y enamorarse de ella". El muchacho campesino no perdió palabra en aquél mitin. Jóvenes oradores hablaban de la lucha ardiente contra el fascismo; de la construcción de un mundo nuevo de justicia y de verdad. Eran combativos y generosos. Y cuando hablaban de la explotación del hombre por el hombre, no adoptaban una actitud de "resignación fatalista", sino que se alzaban contra ella como contra una lepra que había que exterminar para siempre. Cantaban himnos. No le temían a la policía ni a la guardia civil. Hasta el aire castellano de Alcalá parecía otro aquel día del mitin.

Sonríe para añadir esto:
Naturalmente, pedí enseguida mi ingreso a las Juventudes. Me lo dieron y me sentí feliz. Tenía entonces 15 recién cumplidos. Era el menor de todos y ellos decían que era la mascota...

En los caminos de Castilla —julio de 1936— le sorprendió la Guerra. Un fusil, un puesto en el combate, eso quería él. Se iniciaba, sangre y fuego, la gran conspiración contra el pueblo español. Cuenta:

Me incorporé como miliciano al Batallón Libertad, que se formó en Alcalá de Henares. Escuché los primeros tiros en la Sierra de Guadarrama, en Peguerinos… Pero me echaron del batallón por menor de edad cuando se constituyó nuestro Ejército Popular Regular.

Tuvo que dejar el fusil que ya era un "camarada".
Pasó a realizar labores de organización junto a los jóvenes.

Ya eran más. Las Juventudes Socialistas y las Comunistas se habían dado la mano, fundiéndose en las Juventudes Socialistas Unificadas de España. La J.S.U., así la llamaban. El chico del carrito tenía sentido de responsabilidad, trabajaba ardientemente, sin reloj. Le nombraron secretarlo del Comité Comarcal de la Juventud, que abarcaba 42 pueblos de la zona.

Una noche, la aviación fascista ("Capronis" italianos, "Junkers" alemanes) bombardeó duramente a Alcalá. Corrió hacia su casa con un presentimiento. La vio hundida, despedazada Unos soldados buscaban victorias alumbrándose con una linterna. "¡Préstame la linterna!". Se la dieron, en silencio. Habla más rápido que nunca cuando explica esto:

Al primer haz de luz, vi los pies de mi padre. Los reconocí enseguida. Sus pies de jornalero con las botas gastadas, agrietadas, que ya no usaría más. Y encima, los escombros…

Siguió la guerra. Tenía 17 años cuando colaboró en la organización de las divisiones de la Juventud, que serían ejemplo heroico en las trincheras. Él "mismo ingresó en la Octava División; mandada por el comandante Ascanio.

Otra vez el fusil y el combate. Fue instructor político de la Juventud en la División y allí se bautizó como escritor. Escribía en los periódicos rurales de las trincheras. Crónicas y artículos que, a veces, despedazaba la metralla. Poesía, aún no. Era pronto.

El infierno
Llegó el final de la Guerra. Un negro manto de luto y de muerte sobre España entera. Marcos Ana estaba en el frente de Madrid. De allí, a Alicante, a la costa mediterránea. Ya España no era de los españoles: le detuvieron los soldados italianos de la División Littorio. Él tiene una memoria prodigiosa, pero aquí vacila:

No sé si fue el 28 de marzo de 1939 o el día 29… El puerto de Alicante era una inmensa trampa, un caos angustioso. Más de treinta mil combatientes de la República, unos barcos de evacuación prometidos por los países de la No-Intervención que no llegaron nunca. Una traición sobre otra traición. Se oían los disparos secos de los suicidas y las descargas de los primeros fusilamientos. No era más que el prólogo de una época de horror y terror.

Desde el puerto, al próximo campo de concentración de Albatera, alambrado velozmente por los franquistas. Albatera, el infierno. Bajo una lluvia torrencial siete mil combatientes en pie, formados militarmente, enfilados por ametralladoras. Señoritos y oficiales de Franco los insultaban, los vejaban. Seis días y seis noches así. Sin comer.

Marcos Ana recuerda:
A veces nos agachábamos un momento y comíamos hierba. Pastábamos como los animales Era la única manera de no caer desvanecidos.

Hitler prometía entonces mil años de fascismo y eso quería decir represión desbocada, sin tapujos. En el mismo campo de Albatera funcionaba un látigo, la paliza a muerte, el piquete de fusilamiento.

El joven Marcos Ana vio allá, entre la sucia y tremenda tragedia, a los antiguos militantes de los partidos obreros, a algunos comisarios, esforzándose en mantener la moral y la dignidad de sus compañeros. Sufriendo como todos, pero inquebrantables como apóstoles de acero. Sus palabras eran, la única luz entre el suplicio:

¡Serenidad, compañeros! Que ningún camarada pierda la cabeza… Mantenedse en pie… Hay extranjeros que nos miran y nosotros representamos la dignidad de España, su honra… Nunca todo está perdido para el pueblo!

¡Seguiremos luchando!...

El 14 de abril se fugó Marcos de Albatera. Llegó hasta Madrid y allí se ocultó. A los pocos días, un delator lo entregó a la policía, a la Brigada político-social, organizada directamente por Himmler, Jefe de la Gestapo nazi.

Marcos hacía tres meses que había cumplido los 18 años. Ya no saldría de presidio hasta cumplir los 41. Pasaría sepultado en vida 22 años y siete meses. Diría desde adentro:

La tierra no es redonda.
es un patio cuadrado
donde los hombres giran
bajo un cielo de estaño.

Y Pablo Neruda —"Mi hermano mayor poeta"— saludaría así, en una carta que le escribió, la buena, nueva de la libertad de Marcos Ana, el airoso desenlace con que no contaban los enemigos:



"Tú eres, el rostro que esperábamos, resurrecto,
resplandeciente como si en ti volvieran a vivir
luchando los; que cayeron...

43 días
Recién detenido, llevaron a Marcos Ana a la comisaría de la calle Almagro 36. En Madrid muchos palidecen sólo con oír nombrar esa dirección: Almagro 36. Las manos delgadas y largas de Marcos Ana, juegan nerviosas con un fósforo al evocar la pesadilla vivida.

Cuando yo entré, aquello parecía un sangriento hospital, sin camas. Nadie en pie. Hombres, muchachos sangrando por la boca, los oídos, tirados en el suelo. Vi que las claraboyas de vidrio que daban al patio estaban rotas. Pregunté con un gesto. Me dijeron:

"Por ahí acaba de tirarse el doctor Recatero". Luego vino el suplicio, la tortura interminable, eternamente reanudada. El "mochi" que ayudaba a los jornaleros castellanos, el chico del carrito, el campesinito entusiasta que "se enamoró en un mitin del Socialismo", el imberbe militante de las Juventudes, debía probar ahora que era un revolucionario entero, un hombre.

Vuelve a pasarse la mano por la frente al enunciar las torturas. No las detalla, sólo las nombra:

Entre palos e insultos, me pusieron corrientes eléctricas, cuñas en las uñas de las manos, me abrasaron las plantas de los pies… Otras veces, el tormento de la asfixia: me echaban agua en la boca con un embudo; me colocaban una máscara anti-gas con los conductos cerrados. Y, mientras sentía un pitito creciente y alucinante en el cerebro, me ponían una pluma en la mano para que firmara la declaración que ellos habían escrito. Querían que denunciara, que delatara, que diera nombres de compañeros… No dije nada.

No dijo nada. Y fueron 43 días de tortura: "Me acuerdo muy bien: desde fines de abril hasta el 8 de junio, exactamente 43 días". Mantenía viva la vigilancia sobre mí mismo, y en medio del dolor iba contando: "Llevo 24 días sin claudicar, sin quebrarme… Llevo 25 días… Llevo 26…"

Ahora explica:

Antes que comience el tormento, mientras ellos preparan su saña y su cobardía, uno se propone en frío no decir nada. Pero con el sufrimiento, con la tortura enloquecedora, puede llegar un momento en que ya no eres tú en que te conviertes en otro. En otro ser, en un ensangrentado fantasma desollado y enloquecido. Algunos compañeros, cuando notaban que ya no eran dueños de sí mismos, se suicidaban para no fallar…

No dijo nada. Durante las torturas de los últimos días, perdía el conocimiento una y otra vez, cada vez con mayor frecuencia. Le daban baños fríos para reanimarle. Y seguían. El 8 de junio se lo llevaron a la Cárcel de Portier. Físicamente era un muchacho de 18 años destrozado: "tenía los brazos deshechos, las piernas quebradas, los pies quemados…" No podía llevarse la comida a la boca, no podía coger la cuchara. No andaba. Sus compañeros de prisión tuvieron que darle de comer como si fuera un niño y llevarle en brazos cuando quería hacer sus necesidades.

La antesala de la muerte
La Cárcel de Portier era la antesala de la muerte. En los primeros cinco años que siguieron a la victoria franquista, la "saca" era diaria. Le llaman "saca" al grupo que se llevan para fusilarlo. Marcos Ana detalla:

Cada "saca" en Portier era de 40 ó 50 compañeros. Toda la sangre les parecía poca. En aquellos años, fusilaron a más de 300 mil españoles. Eran sistemáticos: en un pueblo de Valladolid, fusilaron a todos los afiliados a la Unión General de Trabajadores.

Tenían la lista de los sindicatos y los mataron uno a uno, por orden.

Marcos Ana también estaba condenado a muerte (habla poco de esto) y escuchaba a veces esta frase de los guardianes: —Mañana te toca a ti.

Después le conmutaron la condena por ser menor de edad y vivió otra vez "en capilla" cuando volvieron a condenarle a muerte en 1943. Ya tenía 22 años. Fue entonces cuando la madre, la campesina Ana Castillo, no soportó más: perdió el conocimiento cuando lo supo y nunca lo recobró.

Él sigue explicando lo de las "sacas":

Había en las cárceles gente espléndida que se la llevaban a la muerte. Compañeros fraternales que nos los arrancaban en las madrugadas.

¡Qué sensación de soledad, de vacío dejaba su ausencia irreparable! Estudiábamos y conversábamos con ellos hasta el final. Había que conservar la fe en el futuro, había que combatir la desesperación llenando las horas con lecturas, con charlas, enseñando cada uno lo que sabía a los otros. Así el tiempo, aunque le parezca raro, se nos hacia más corto y eso era una victoria. No nos quedaban horas para la angustia.

Ahora quiere que yo me entere de cómo es posible salir indemne, entero de una vida así, de una vida sin vida como ésa. Explica:

Sólo los que permanecimos fieles a nuestras ideas, vencimos el aniquilamiento del presidio. La moral revolucionaria, la seguridad en un porvenir victorioso, se alzan como un dique humano y formidable frente a la destrucción física y moral que persigue el régimen carcelario franquista. Los que querían salvarse traicionando o arriando sus banderas de lucha, terminaban en el suicidio, en la locura, en la desesperación ciega. Como guiñapos, como trapos sucios...

Yo personalmente —añade— estudié mucho en aquellos 22 años de encierro. Leía y releía todo lo que caía en mis manos. Escribía. Y hablaba con mis hermanos presos. Horas y horas. Procuraba que mantuvieran y enriquecieran su conciencia revolucionaria; que supieran por qué sufrían, por qué luchaban, por qué su causa es invencible; cómo no sólo nuestro pueblo, sino todos los pueblos del mundo estaban con nosotros al otro lado del muro y cada vez se notaba más su presencia. Y se notaría cada vez más, y cada vez más...

Se detiene. Dijo frase más largas de lo que acostumbra. Acepta una taza de café cubano:

Sólo un poco, para gustar su aroma.

Explica:

No sé, en presidio podía digerir hasta las piedras. Ahora en libertad, el estómago se pone mañoso y se niega a aceptar algunas cosas.

Tal vez le parece demasiado agitada esta vida de afuera.

La oscura soledad
En la biografía singular y conmovedora de Marcos Ana. asombra enterarse de datos y detalles del largo sufrimiento del poeta. Su ficha de preso acusa este trayecto: de Porlier a la Cárcel del Conde de Toreno (ahí conoció al gran poeta Miguel Hernández muerto en un calabozo); de allí al Penal de Ocaña; (Toledo) más tarde a la Prisión de Alcalá de Henares (la ciudad de su infancia, la del mitin revelador); luego al Penal Central de Burgos donde pasó los quince últimos años.

No les gustaba a los jefes carcelarios aquel joven que orientaba y animaba a los demás; por eso le impusieron larguísimos periodos de incomunicación.

Si enloquecía, acaso perdiera aquella fe contagiosa, aquel ánimo, aquella fraternidad. Varias veces le arrancaron de sus compañeros para someterlo a lo que ellos llaman "aislamiento por peligroso".

Marcos Ana batió dramáticos records de aislamiento, de oscura soledad; 307 días (casi un año) incomunicado en Ocaña (Toledo). De ellos, tres meses de aislamiento total, sin salir del calabozo, sin hablar, sin andar; el resto (217 días), permitiéndosele salir al patio él solo, durante una hora. Cada uno de aquellos 307 días, los carceleros llenaban de agua el suelo de su celda solitaria en Ocaña y le quitaban la colchoneta de paja, que sólo recuperaría en la noche. Debía estar de pie, en vela, sin reposo. En el Penal de Burgos, estuvo nueve meses incomunicado, como rehén. La técnica es ésta: las autoridades del Penal eligen a los 20 ó 30 presos de mejor espíritu, de moral más alta, los más queridos por sus compañeros y los aíslan en calabozos individuales. Son los rehenes. Si los demás presos "se portan mal" —huelgas de hambre, rebeldía…— a los rehenes "les puede pasar algo grave…

Marcos Ana concluye:

Ese monstruoso sistema de los rehenes sigue aún, hoy día, en el Penal de Burgos. Aquella soledad absoluta de las incomunicaciones la aproveché para reflexionar, para madurar lo que había aprendido, para ahondar hasta su entraña en la verdad y la justicia de la causa del pueblo.

Le observo mientras habla. La frente surcada de una red de finas arrugas. Tal vez muchas de ellas nacidas en el vacío solitario de la celda de castigo. Su rostro es meditativo y expectante, de facciones nítidas, como si lo hubiera dibujado alguien que supiera muy bien cómo son los españoles.

El poeta
Fue en 1954. Una de las veces que Marcos Ana estaba "aislado" en un calabozo, sus compañeros del Penal de Burgos se las ingeniaron para hacerle llegar un pequeño tomo —impreso en fino papel biblia— con las poesías de Antonio Machado. La esplendorosa transparencia, la humilde riqueza de los poemas de Machado impresionaron hondamente al preso.

Poco después —dice— empecé a escribir poesía yo mismo. Logré leer en presidio a Lope de Vega y a Quevedo; a García Lorca, a Rafael Alberti y a Miguel Hernández. Ya casi se me había borrado el mundo, se me había olvidado cómo era la vida, se agotaban las reservas de mis recuerdos… Pero podía escribir poemas sobre mis compañeros, sobre el aliento vivo y rebelde del Presidio; podía lanzar mensajes al mundo, encender más la solidaridad internacional hacia nosotros que ya nos llegaba como una onda cálida y animosa...



Decidme como es el beso
de una mujer. Dadme el nombre
del amor: no lo recuerdo
¿O sólo queda esta fosa.
la luz de una sepultura
y la canción de mis losas?

Y el mundo de fuera escuchó al poeta presidiario. Su poesía —denuncia de un enterrado vivo, resplandeciente de emoción y sinceridad— llegó a los más distantes países por caminos misteriosos. A veces un preso que obtenía libertad se aprendía los poemas de memoria y los recitaba a "alguien" que se encargaba de que cruzaran la frontera.

Marcos Ana comenta sonriendo: "Lo malo es que a alguno de estos compañeros recitadores se les olvidaban de pronto un par de versos y los inventaban por su cuenta. Por eso, he visto después algunos poemas míos publicados con curiosos remiendos incrustados..."

Otras veces, procedimientos más complejos hacían llegar el texto de su poesía a las revistas de Europa y de América, a las sociedades de escritores, a los otros poetas. Se publicaron en Francia, en Inglaterra, en la América Hispana, en los países socialistas, en Italia. Poemas sueltos, traducciones aisladas que se leían con avidez, que estremecían con su verdad sobrecogedora.

Me explica su singular manera de hacer poesías:

Escribía mis poemas por las noches, a escondidas. Me tapaba con las mantas y encendía adentro un farolito de petróleo. A veces, hasta el amanecer, hasta que sonaba la corneta de diana. Por eso una noche escribí estos versos:

Después, cuando amanezcan
los ojos y las llaves,
me guardaré la voz en un zapato…

Lo curioso —prosigue— es que, cuando el poema llegó "afuera", algunos no lo entendieron y anduvieron comentando que yo escribía poesía surrealista. Pero aquello del zapato, donde yo ocultaba mis versos recién hechos, era la pura verdad, realismo absoluto.

“Nadie cenó esa noche"…

Año tras año subió la solidaridad humana por el poeta ahogado entre los muros. Los poetas del mundo, los escritores, la gente que quiere la justicia, los que están contra el crimen y por la paz, pidieron que se le abrieran las rejas. Telegramas, cartas a España: firmas ilustres, junto a nombres humildes de hombres y mujeres del pueblo.

Y llegó la orden de libertad. Se iría por la noche, a la hora de la cena. En silencio, para evitar las manifestaciones de adiós de sus compañeros. Así lo tenían dispuesto los jefes del Penal Central de Burgos. Pero una voz ágil hizo correr la noticia y el Penal entero se negó a cenar. Querían despedir a Marcos Ana, al veterano compañero que les alentaba, en sus penas, al que estimulaba su fe revolucionaria con el espejo de la suya.

El recuerda:

No, no cenó nadie, aquella noche. Con la emoción de la despedida nos salieron muchas menos palabras de las que queríamos. Ellos se quedaban, yo me iba. Lloraron todos, yo también. Yo también lloré mucho.

Se detiene un momento:

Cuando salí, miraba hacia atrás y no disfrutaba de la libertad con la que tanto había soñado. Me parecía que “me arrancaban del Presidio injustamente", ¿comprende? Para la gente, nuestros presos no tienen rostros. Son una idea abstracta: los presos políticos españoles. Para mí, cada uno es un hombre con todo lo que un hombre significa. Los conozco uno a uno. Sé de sus problemas, de si tienen hijos, de cuánto tiempo hace que no ven a su mujer… Sé de sus enfermedades, de sus ilusiones y su dolor, de sus esperanzas… Mi vida estaría destinada a ellos mientras quedara uno sólo allá, encerrado, apartado del mundo por querer la justicia.

Los muros quedaban atrás para Marcos Ana. Era el comienzo de 1962. Cuando entró en aquellas tinieblas era un muchacho campesino de 18 años; cuando salió, un hombre de 41 años. un revolucionario entero y verdadero, un poeta del pueblo, una voz viva de los presos de España. Salía íntegro de "aquello", que casi no se puede narrar.

Dice:

Viví en presidio, junto a aquellos hombres, junto a mis hermanos, el máximo horror y también la máxima abnegación y fraternidad. Lo mejor de lo humano exaltado por el sufrimiento y la fe.

Fue un cambio brusco ("Me levantaron de golpe la tapa del ataúd") y pasó sin matices desde la parálisis de la cárcel —la vida pautada, regimentada, quieta— al vértigo aturdidor de nuestra época. No conocía nada, no había visto nada de nuestro tiempo. Un tránsito duro que él superó con esa entereza suya que parece inextinguible.

Naturalmente, la justicia franquista no le dio la libertad total. Eso allí no se usa. Marcos Ana quedó en Madrid, en "libertad condicional" hasta que expirara su condena el 3 de noviembre de 1980. Hasta ese lejano día, debía presentarse —cada semana— a la policía en la comisaría del barrio de Usera. Además, dos agentes le seguían día y noche "para ver cómo se portaba".

Pero en España han pasado muchas cosas en los últimos años. El pueblo ha recobrado su poder combativo y hay poderosas organizaciones enemigas del régimen de Franco que no son mancas. Ni mucho menos.

Marcos Ana debía salir al extranjero. Y salió. Los dos agentes que eran su sombra, sólo pudieron vigilarle un mes. Un día se les evaporó sin que se dieran cuenta. El "aparato clandestino" se encargó de pasar al poeta a Francia.

Me cuenta Marcos Ana una historia humorística sobra su repentina desaparición:

Dicen en Madrid que inmediatamente después de mi paso a Francia, el Jefe de policía mandó llamar a su oficina a los dos agentes que me seguían. Les preguntó: "¿Cómo se porta Marcos Ana? ¿Qué vida hace?" Los sabuesos respondieron, con prontitud: "Se porta bien. Hace su vida normal". El indignado jefe les gritó: "¡Y tan normal , Anoche lo escuché hablando por Radio París!".




El embajador de los presos
En Europa, la palabra de Marcos Ana fue como una herida abierta mostrando la insaciable represión franquista —activa 24 años después de terminada la Guerra— y la monstruosidad de sus procedimientos procesales. Le escucharon católicos, liberales, demócratas, gente decente de diversas ideas. Los presos españoles tienen en él un representante incansable, un activísimo embajador. Sin reposo, con prisa por hacer saber la verdad.

Marcos Ana habló en París, compareció en la televisión, recibió un homenaje de los escritores franceses. Habló en Londres en la Cámara de los Comunes, en el Congreso del Partido Liberal inglés, en una Universidad de Oxford, ante los mineros de Gales. Llevó su denuncia a Italia, a Suiza, a Holanda. Conmovió a Moscú y a los delegados extranjeros en la Conferencia Mundial de la Paz. Se le escuchó en Helsinki y en Bélgica, donde fue recibido por la Reina Abuela de los belgas, la reina Elisabeth.

El hombre quieto del presidio, se convirtió en un viajero febril. No olvida a "sus" presos. Por todos lados quiere que se oiga el nombre de Ramón Ormazábal y sus compañeros, sometidos a brutal martirio. Hombres valientes, de una dignidad de roca. Y el nombre de Julián Grimau, arrojado por una ventana de la Dirección General de Seguridad madrileña después del tormento. Y el de Pedro Ardiaca y el del doctor Antonio Gutiérrez Díaz.

Pide solidaridad: que la protesta de todos detenga la crueldad de un régimen que se agrieta. Insiste en esto:

El centro de mi actividad está en la lucha contra el terror y la tortura que sufren los detenidos en mi Patria. A partir de las huelgas de abril y mayo del año pasado, la policía franquista elevó a niveles homicidas la tortura a los detenidos políticos… Quisiera tener mil bocas para hablar contra esto, mil plumas para escribirlo pidiendo a todos que nos ayuden esta batalla humana.

"No hay muros para Cuba"
Me pide un vaso de agua helada. Lo bebe a grandes sorbos. Salimos juntos a la terraza, porque quiere ver el mar que abraza a La Habana. Ya cesaron aquellas ráfagas de viento que golpeaban las puertas. Hace más calor. Marcos Ana está en Cuba invitado a las fiestas del Cuarto Aniversario de la Revolución.

Disfruta aquí. Saborea el espectáculo de este pueblo libre y alegre que construye su nuevo destino. Quiere verlo todo, no se quiere perder nada. Trasnocha, viaja, habla con la gente. Dice:

En Cuba no se duerme nunca. ¿Para qué?

Todos quieren escuchar al poeta que volvió de las tinieblas. Él no se niega: da charlas, conferencias y lee algunos de sus poemas a los becados, a los obreros, a los escritores, a los españoles que viven en Cuba, al pueblo. Algunas muchachas se saben sus poesías de memoria. Las dicen con el suave acento cubano, añadiendo melancolía al tono de aquel prisionero castellano que las escribió.

Me cuenta que de aquí se irá a Europa y de allí zarpará a México, Chile, Uruguay, Brasil y otros países latinoamericanos. Les llevará la voz de los presos de España:

Pero me da lástima irme de Cuba. Aquí me parece estar en España en 1936, con el fusil al hombro. Es maravilloso poder visitar una Granja del Pueblo que no esté a cinco grados bajo cero. Poder ir en mangas de camisa, a la cubana.

Habla de la presencia de Cuba en el Penal de Burgos:

—Aquellos muros no eran lo suficientemente inexpugnables como para que no recibiéramos noticias de la Revolución Cubana. No hay muros para Cuba. Cuando lo de Playa Girón, los presos sentíamos las manos ligeras. Nos faltaba un fusil. Mientras no nos llegó la noticia de la derrota de los mercenarios, estuvimos en vilo. Nadie quería saber nada de nada: sólo de eso.

No vivimos, no se vivió en la cárcel hasta que se supo de la victoria del pueblo. Y entonces, ¡qué alegría! No se recuerda allá un día tan feliz como aquél.

—Otro día, nos llegó por conductos "milagrosos", un ejemplar de la revista "Verde Olivo", órgano de las Fuerzas Armadas Revolucionarias. Tenía de todo: hasta retratos de- Fidel. Confeccionamos con ella un periódico mural plegable. Nos quedó precioso y manejable. Pudimos pasarlo de celda en celda e incluso hacerlo llegar a compañeros que estaban incomunicados.

Se impresionó mucho con el desfile ante el pueblo y su líder, en la Plaza
de la Revolución, Dijo:

Dejé mi juventud y la mitad de mi vida en los patios y las celdas de las prisiones españolas. Pero ése y mayores sacrificios se pueden ofrecer a cambio de la alegría y el orgullo que me conmovieron esta mañana del Cuarto Aniversario.

Cuando, al terminar el desfile militar avanzó el pueblo en masa, como una riada incontenible hacia la Plaza de la Revolución, el corazón se me vino abajo cargado de emoción y de entusiasmo. Me parecía estar soñando y quiero este sueño también para mi Patria.


Fidel con Marcos Ana
Y estuvo con Fidel. Una cordial entrevista entre el Comandante en Jefe y el Poeta de los presos. Me refiere sus impresiones. Acumula las frases veloces, unas sobre otras, como siempre que algo le emociona. Dice Marcos Ana:

Hablamos largo rato. No sé por qué sentí la necesidad de llamarle de tú. Me pareció un hombre genial y primitivo, en el sentido de que es una fuerza natural, como un vendaval. Él comprende que su fuerza está en su pueblo y su corazón late al compás del pueblo. Ese es uno de los signos de su genialidad. Es inteligente, con una viveza de relámpago, y siempre da la sensación de que es un guerrillero. Un guerrillero ilustrado. Es intuitivo. Tiene un gran poder natural de comunicación, un magnetismo personal ineludible. Acaso me sentí tan rápidamente identificado con él, porque es tan inquieto como yo. Como le preguntaba tanto y sobre tantas cosas, me bautizó riendo como El Policía Curioso. Me habló de la propuesta de canje que le hizo a Franco: el Gobierno entregaba a un cura español, creo que un capuchino, que vino como paracaidista cuando la invasión de Playa Girón, a cambio de mi liberación. Naturalmente, Franco se hizo el sordo. No quiso. Pero aquello, y así se lo dijo a Fidel, fue sin duda un factor importante que apoyó las constantes demandas internacionales que pedían mi libertad.

Volví a ver a Marcos Ana el día antes de su partida hacia Praga. No quiso despedirse:

—No, no me despido. Volveré en cuanto pueda. Soy feliz aquí y pienso cómo se sentirían mis hermanos presos si pudieran ver este pueblo y su Revolución.

Unos días después leí un cable recién llegado de Praga. Eran las primeras declaraciones de Marcos Ana a los periodistas. Retuve esta frase suya:

"Es más difícil vivir lejos de Cuba, que morir por Cuba".

La Habana, abril de 1963


RECORTES DE PRENSA 2
Periódico MARCHA 28 de junio de 1963

LOS PRESOS DE BURGOS NOS LLAMAN
Nunca, desde los días de Líster y el Ejército del Ebro; nunca, desde Capital de la Gloria; nunca desde aquel ferroviario que escribía con el dedo "Bivan los compañeros, Pedro Rojas", he sentido tan honda, tan estremecida y lacerante, —como un gran árbol lleno de lágrimas y gritos— esta España que vive presente en nuestro corazón.

Muro se llama la pequeña revista que los presos políticos escribieron para nosotros, hombres de América Latina, hijos y padres adoptivos de España, para darnos un apretón de manos, mostrarnos lo que son y cómo viven, y pedirnos que no los olvidemos: "Estamos en deuda con todo el mundo. El corazón de cada preso es un gran campamento donde el amor y el agradecimiento velan y trabajan incansablemente. Quisiéramos llegar a todas partes, estrechar, una a una, todas las manos que se tienden hacia nosotros" dice Marcos Ana en la emocionante "Carta a nuestros amigos de América Latina" que abre este número único de la revista secreta del penal de Burgos que el Consejo Iberoamericano pro Amnistía para los Presos y exilados de España y Portugal ha editado en facsímil para recaudar fondos para su obra solidaria.

Muro. Páginas de la prisión. Burgos, agosto 1961. Así reza la portada, y tras ella cada letra cuidadosamente caligrafiada, cada poema, cada estadística sobre los centenares de presos y los millares de años de sus condenas, cada historia personal desgarradora, cada dibujo por donde pasan imágenes de las celdas, palomas que vuelan en la noche, retratos de amigos y de condenados, monstruos pesadillescos, va componiendo un testimonio trágico, austero e implacable, cuya lectura casi no puede resistirse.

Porque allí está la carta que una niña de doce años escribe a su padre preso para contarle con su redacción elemental y su ortografía penosa, de otro drama, el de la casa, el del hambre: "Papá ya no voy a la escuela porque mamá viene muy cansada y yo soy la que le doy de comer por la noche a los niños". Porque allí está la historia de Antonio Gil Benet, 66 años, ex-presidente del Sindicato de Profesores de Orquesta de Santander, miembro de la Asociación Nacional de Directores, el maestro Gil Benet que tocó durante años el violín en la prisión y cantó empecinadamente a pesar de sus sufrimientos, para sus compañeros de cárcel. Porque allí están las historias sucintas: la más conocida de Fernando Macarro Castillo y la de Melquesidez Rodríguez Chaos, y Jacinto Ochoa Martocirena, y Fabriciano Rogel Fidalgo y Rafael Gómez Peres, todos esos hombres que entraron en la juventud a la cárcel y que nos dicen "El general Franco nos niega, pero existimos. En los presidios españoles seguimos centenares de presos políticos. Algunos van saliendo en libertad después de haberse dejado bajo los muros. 10, 15 y hasta 20 años de su vida. Pero los puestos se cubren con rapidez"
Allí aparece de pronto la impresión en tinta negra de una mano abierta, con su gran M de muerte en la palma; una mano cuarteada, hendida, trabajada por la vida, cavada por una historia proletaria que empieza a los 14 años de aprendiz de encuadernador, y que a través de prisiones sucesivas llegará a la actual condena a 30 años de cárcel. Es la mano de Manuel Mota Montero, obrero encuadernador de sesenta y un años de edad, golpeado y torturado en varias oportunidades, internado ahora en la enfermería de la prisión, una mano abierta que dice "alto, aquí estoy, muriéndome".
Allí está la voz grave de Marcos Ana, el muchacho que se hizo hombre maduro en la prisión, que se hizo poeta de seca, maciza entonación dramática, que trepando por los libros de Antonio Machado, de Miguel Hernández, de Rafael Alberti, alcanzó por fin una voz propia con la cual decir sin lágrimas de su vida deshecha.


Decidme cómo es un árbol.
Decidme el canto do un río
cuando se cubre de pájaros.

con la cual, desde la oscuridad, desde la clausura, nos acerca su mensaje, el eco transido con que responde al clamor que el mundo levantó por salvarlo:

Hago señales en la Noche. Muevo
mi corazón como un farol da sangre.
Escucho el eco rojo, la resaca
de un corazón gigante.
Me llega su reflejo. Se deslumbra
la Noche de las cárceles.

Muro se llama. "Imaginad el audaz proceso que sigue la elaboración de una revista en la cárcel. Pensad en cada colaborador trabajando en la noche silenciosa, sobresaltado por los " alertes" y las rondas de los funcionarios. En ocasiones, cuando todo está terminado, hay que romperlo para volver a comenzar a los pocos días; y esta operación de romper y rehacer, puede repetirse dos, tres, cuatro veces, convirtiéndose en un auténtico trabajo de Sísifo. Después hay que salvar los muros y hacerla llegar a su destino".
Llegó a su destino, a nosotros los latinoamericanos, y leyéndola he sentido bajo la emoción que eriza la piel, moja los ojos, llena el corazón de furias y penas, el orgullo grande de ser hombres en esa dimensión heroica que espanta. Diez, quince, veinte años de cárcel, de vejaciones, de torturas, de aislamiento, como los que Marcos Ana cuenta en esta misma página, han pasado. Han aniquilado las fuerzas del cuerpo y no han podido doblegar a estos hombres, a quienes mueve una indomable fuerza interior, una fe y una esperanza que canta desde el fondo de sus celdas.
Han matado, han asesinado, como a Grimau, han cometido todos los horrores y estos hombres siguen tercamente peleando por sus vidas y por las vidas de todos los hombres. Porque ellos son la sal de la tierra, el grano de mostaza, en ellos está la verdad y la vida, y, ¿quién puede contra ellas?


RECORTES DE PRENSA 3
Prensa Hispano-Brasileña publicación quincenal de Sao Paulo 15-11-1962


NUESTRO MARCOS ANA
Por José B. Vendell
Presidente del Centro Democrático Español

"¡España! es sólo el grito
de mi dolor que sueña…"

Estos versos, de la "Autobiografía'' de Marcos Ana, constituyen el lema del gran panel mural de nuestro Centro Democrático Español. El dolor sueña, y sueña en este grito hondo: ¡España! Ninguna palabra más para este desgarrado grito: ¡basta España!
No elegimos al azar versos y hombre. Sabíamos que todo el odio negro del fascismo se cegaba en este hombre y se estrellaba en este hombre. Todavía Marcos Ana era uno entre sus pares, los 500 presos políticos del penal burgalés y sus versos ya corrían los anchos caminos del mundo; sus palabras ya eran estrella matutina, débil y firme luz arrancada al fondo de las penumbras carcelarias:

"Recitadme un horizonte
sin cerraduras y sin llaves
como la choza de un pobre.
Veintidós años… ya olvido
la dimensión de las cosas…"

En su "Carta a nuestros amigos de América Latina", publicada en la revista clandestina "MURO" órgano de los presos políticos de Burgos, nos habla Marcos Ana de las vigilias del escritor preso, de la vida intelectual peligrosa y heroica de las cárceles: "No sé qué caminos misteriosos abren, los presos en las noches de sus cárceles, pero su voz es invencible. Ahora mismo tengo debajo de mi almohada unos poemas hermosos de la viuda de Beloyannis, escritos en su prisión de Grecia. ¿Cómo llegaron hasta mí? ¿Cómo atravesaron estas y aquellas duras puertas del presidio? ¿Cómo sobrevivieron el manuscrito de Ana Frank y el "Reportaje con la soga al cuello" de Julio Fucik? ¿Cómo horadó su noche la palabra, de Nazim Hikmet? ¿Cómo ganaron la luz desde su celda de condenado a muerte y desde los penales temibles de Palencia y Ocaña, los poemas de Miguel Hernández?"
Muy temprano —no de ahora— Marcos Ana era ya Marcos Ana, escritor y poeta, batallador infatigable, diplomado de la universidad penal de Burgos: "He conocido tal fiebre de estudio en las cárceles que hasta en las galerías de los condenados a muerte estudiaban con ahínco hombres que podían cada noche ser fusilados. He visto a muchos dejar los libros sobre el petate, para marchar ante los pelotones de ejecución.
“Yo debo todo lo que soy al ejemplo, a la solidaridad y a las enseñanzas inolvidables de mis compañeros de prisión" —reza, en su discurso de homenaje a los presos antifranquistas, celebrado en el "Mahatma Gandhi Hall", de Londres, un luminoso domingo, 3 de junio, de este año—.

“Peligroso”, marca su ficha penal: "Fernando Macarro Castillo, conmutado de la pena de muerte. Sesenta años de condena. Cumple el 3 de noviembre de 1980. Ha sido varias veces aislado por razones políticas. “Peligroso, téngaselo bajo vigilancia". Peligroso: las miserias carcelarias, 23 años de presidio, 306 días aislado en celdas de castigo, dos penas de muerte, no doblaron el temple del hombre "que más años, posiblemente, ha estado encarcelado en la historia contemporánea". Salve, Marcos Ana.

Este hombre singular y peligroso, escribía en la cárcel versos de amor y piedad. Solicitudes viriles de clemencia para los condenados. Oigamos su oración "A los católicos":

"Escúchame, quienquiera que tú seas
si es que el amor a Dios el alma te ilumina;
no puedes de este mundo así marcharte,
emprender la gran senda con las manos vacías,
llegar ante las puertas de Dios, que tu fe sueña
para decir: “Señor, no traigo nada;
dame un punto de amor de tu lumbre divina.”
Porque el Señor, tu Dios, contestaría:
Vete, rompe tus pies por los bermejos hielos infinitos,
apóyate en la vara nudosa de tus odios,
serás un caminante para siempre si no hallas
la palma del amor que no quisiste
tomar del árbol que plantó Mi Sangre".


Este hombre singular y peligroso, sufría, padecía en la cárcel. Sentía sobre sí los grilletes suyos, y los de sus hermanos. Su más conmovedora poesía, "Mi corazón es Patio", —clavada la tengo en la retina y en el pensamiento, porque fuimos un millón los condenados— inicia el ensueño de un susurro de mundo perdido, vaga idea feliz quebrada por la siniestra presencia del patio:
"La tierra no es redonda:
es un patio cuadrado
donde los hombres giran
bajo un cielo de estaño.

Soñé que el mundo era
un redondo espectáculo
envuelto por el cielo,
con ciudades y campos
en paz, con trigos y besos,
con ríos, montes, y anchos
mares donde navegan
corazones y barcos.

Pero el mundo es un patio
(un patio donde giran
los hombres sin espacio).

Este hombre singular y peligroso, sensible al amor y al dolor, pictórico de vida encarcelada y rota, tiene sus horas de ira incontenida por el amor y el dolor de su pueblo. Así es, terrible y rotundo, en "Yo denuncio":

Yo no pido clemencia. Yo no pido
con un hilo de voz descolorida
perdón por la vida que me deben.

Odio la voz delgada que se postra
y el corazón que llora de rodillas
y esas frentes vertidas en el polvo.
hecha añicos la luz del pensamiento.
… … … … … … …
Yo no pido clemencia.
Doy banderas.
Paso de mano el golpeado
corazón de mi pueblo prisionero.


Este es Marcos Ana: un glorioso nombre de preso político español, diplomado en la universidad penal de Burgos, que ha, venido a enriquecer las letras y la cultura de nuestra Patria, a través de un cariño insobornable por nuestro pueblo. Porque Fernando Macarro Castillo será siempre Marcos Ana para vergüenza de quienes te encarcelaron, para odio de quienes gimen su libertad, arrancada palmo a palmo por la solidaridad del mundo conmovido.
Hasta para mentir precisa una cierta dosis —siquiera hipócrita dosis— de mesura, capaz de simular la honestidad y la decencia.
En una hojita que anda por ahí, mal escrita en español, copiando al asalariado Víctor de la Serna, y en el órgano del Servicio Informativo diplomático franquista, bien editado con el dinero de nuestro laborioso contribuyente, se pretende descubrir Marcos Ana.
Nosotros le descubrimos y luchamos por su libertad ha largos años, por ello encarna y simboliza España en el gran panel mural de nuestro Centro Democrático Español.
Si las contradicciones entre ambos calumniadores no bastaran —donde el Sr.. Marcial Plaza, asesinado por Marcos Ana, es católico y hombre de orden; donde el mismo Sr.. Marcial Plaza es sacerdote: donde mató, además, al padre del Sr.. Marcial Plaza; donde no mató al padre del mismo Sr.. Marcial Plaza, etc.—; si no bastara la temprana edad de Marcos Ana —quince o dieciséis años a lo sumo, puesto que nació en 1920 —para ser, en julio de 1936, jefe de un grupo de milicianos en Alcalá de Henares; bastaría la dolorosa realidad y experiencia de constituir la simple denuncia prueba en Juicio ante los tribunales militares franquistas —siendo al acusado, sin defensa, quien debe probar su inocencia— para revertir toda esta montaña inmunda de lodo sobre los hombros de los calumniadores.
Calumniadores que deben recordar todos los días, como sano ejercicio mental, quién asesinó a Lorca, .quién asesinó a Hernández, quién condujo a la muerte a Unamuno, quién condujo a la muerte a Machado. Quizá así se aclaren sus ideas acerca del quién y del porqué, sostuvo bajo presidio a Marcos Ana por 23 años. Siempre fue triste y funesto mentar la soga en casa del ahorcado.
Un gran homenaje, un inmenso homenaje prepara el Centro Democrático Español a Marcos Ana. Los calumniadores no pierden por esperar: tendrán ocasión de conocer quién es el 'hombre que escribió a nuestra Patria, y para nuestra Patria, entre raudales de amor y poesía, el más bello soneto de los tiempos contemporáneos, "A España", digno por su métrica y su estilo, por la brillantez de su concepto y contenido, de la mejor literatura de nuestra época áurea:

Como un mar impotente, en oleadas
suben hasta mi herida fosa oscura,
el clamor de la gente, esa hermosura
de luminosas lenguas desatadas.

Mi voz quiere ir contigo, España. Es dura
esta mudez impuesta por espadas.
Duras son las palabras sepultadas
bajo el silencio alzado en dictadura.

Mira mis manos: crujen contra el muro,
en busca de una luz, una ventana,
llagas de sombra y de dolor oscuro.

Y oye a mi corazón —roja campana—
sonar contra las piedras, ya maduro
de esperar en la pena tu mañana.



RECORTES DE PRENSA 4
[…..] …comercio y con muy poca instrucción (la propia de los muchachos del pueblo de la España de la época) se lanza a la lucha política, afiliándose a las Juventudes Socialistas, y como tal participa de inmediato en la guerra desatada por el fascismo. Circula por ahí un anónimo libelo que le atribuye a este adolescente toda clase de crímenes en los meses cruciales en que el pueblo español se levantó y armó para defender la patria invadida. Lo cierto es que la propia sentencia de muerte dictada por el Consejo de Guerra Permanente (pues Marcos Ana estuvo condenado a muerte y conmutada luego esta pena por la de inferior en grado) lo condena por el delito de "adhesión a la Rebelión Militar", invocando, en los consabidos considerandos, su filosofía y militancia política como causales de la sentencia.
Esta breve, sencilla y dramática, es la primera etapa de la vida de Marcos Ana, en donde conoció el pueblo, la luz, la libertad y la lucha. LOS NUEVE MIL DÍAS
La otra se arrastra por veintitrés años en distintas cárceles en donde se hacinaban y hacinan, en condiciones sub-humanas, los cientos y miles de españoles condenados con desconocimiento de toda norma de derecho y con violación flagrante de las normas establecidas por la Declaración de Derechos Humanos, documento éste signado por la España de Franco. Y, en esta mitad de su vida, la que se hace en la desesperanza infinita de "las nueve mil noches y los nueve mil días" que el poeta contó uno por uno, alimentando a su nacimiento y en cu ocaso una esperanza que sólo puede nacer da una fuerza heroica, es que surge su voz. Fernando Macarro Castillo se va cayendo a pedazos en las cárceles del régimen.
En ellas nacerá, saltando los muros, llegando a cada hogar español en la gran prisión que es España y en el mundo todo donde aún está dispersa la flor de la raza, la voz del poeta Marcos Ana, un nombre, repetimos, que es el recuerdo dulce y nostálgico de los padres del luchador prisionero.
-Durante esta larga noche que ha durado 223 años, he vivido intensamente las historias más tristes y hermosas que pueda conocer un ser humano.
Dice el poeta recordando que su ingreso a la cárcel coincide con la hora en que se desata la más feroz represión política que pueda-imaginarse, sólo comparable a la que, en horas un tanto anteriores realizó Hitler sublevando la conciencia del mundo civilizado y. movilizando todas sus fuerzas para conseguir su destrucción. Pero la represión de España la ha hecho el mismo régimen que hoy se sienta en las asambleas de la civilización del mundo y quiere co-dictar su derecho y la ordenación de su paz. El poeta recuerda que en aquellas horas el catecismo español, el que han dicho por cientos de años millones y millones de niños, conjugando una voluntad de paz y de amor, fue modificado.
El quinto mandamiento cristiano, que manda el inmortal "No matarás" fue sustituido por el "matarás con Justicia", con lo que el régimen quería hacerse perdonar por su pueblo presente y futuro, la espantosa masacre vengativa. Marcos Ana vive en la cárcel "las historias más tristes". Ana Castillo es una campesina que recorre a pie todo el mapa de España para ver a su hijo hundido en la cárcel de Baldenoceda. Pidiendo limosna, seguramente "por el amor de Dios"; Ana llega un día hasta la casa de altos muros en donde está encerrado su prisionero querido. Pero el régimen no le permite verlo, porque él está en una "celda de castigo", la misma en la que el poeta pasará más de trescientos días interminables. Y la campesina que golpea día tras día la nunca franqueada puerta, un día es encontrada muerta en una cuneta cercana "como un pequeño pájaro, cubierta de nieve, abrazada al paquete que inútilmente fue formando para su hijo".
De pronto, y tras un periodo en que los años se cuenten por días, o los días, se hayan contado por años, empiezan a atravesar los muros de las cárceles españolas las voces que se levantan en todo el mundo reclamando libertad y amnistía. Y dice Marcos Ana a sus compañeros: "Estamos en deuda con el mundo". Pero uno de ellos le da la justa respuesta: "Es el mundo quien está en deuda con nosotros".
Pues antes de Tobruk y de Narvik, antes do Guadalcanal y Stalingrado, los españoles dieron las batallas de Madrid; de Guadalajara y del Ebro por la misma causa del hombre, por la misma causa de la civilización que en tantas partes ha triunfado por la sangre del pueblo vertida, y que en España aún no ha podido prevalecer, a pesar de esa misma sangre, derramada a torrentes.


EL POETA ENTRE LOS MUROS
Es atrás de los muros carcelarios en donde nace la voz de Marcos Ana. Ignoramos cómo formó su cultura, y si ella es o no vasta (aunque todo nos hace pensar que su poesía es más espontánea que fruto de un proceso rigurosamente intelectual).
Su poesía está. naturalmente, ajena a toda influencia verbal que le pueda enriquecer los ropajes. Es una voz desnuda, descarnada y, por lo tanto, penetrantemente hispánica. Es, también, naturalmente popular, aunque no tiene sangre del paisaje para enriquecerse, ni el color del folklore para hacerse diversa. Sólo imaginar al poeta enterrado entre los altos muros de la cárcel, nos hace comprender por qué su verbo poético ha de estar tan cerca de los grandes poetas ascéticos, que están insertos en la más alta tradición de la poesía española. Él lo ha dicho, ha definido su poesía y se ha definido él mismo en este breve poema que le envió a sus hermanos argentinos:




Mi vida
os la puedo contar en dos palabras:
Un patio
y un trocito de cielo por donde a veces pasan
una nube perdida y algún pájaro
huyendo de sus alas.

Si este pájaro lo hace vibrar como si fuera toda la primavera, las pocas cosas que ve y siente en la cárcel le hacen evocar, vibrante y poderosa, a la ausente naturaleza, en la que sueña, confundiéndola con la libertad.
Los corazones de los presos serán para el poeta un árbol "que semeja tréboles rojos en la luz borrosa"; la sangre, su propia sangre enlentecida será "trigo rojo sin espiga", los cerrojos carcelarios "le atravesarán el pecho" y la cárcel será: "los dientes de una ballesta / me tienen clavado el vuelo"... San Juan de la Cruz, sin duda, circula en esta poesía adolorida.
Marcos Ana se pregunta en el silencio por qué está preso y por que lucha, y la respuesta poética ha de ser la clave misma de su esperanza:
Mi pecado es terrible:
quise llenar de estrellas
el corazón del hombre.

Breve, como que cabe en un pequeño resumen que [.......] …es un símbolo vivo y dramático de España; de la España agónica, encarcelada y libre, sojuzgada y eternamente rebelde, protagonista de la libertad, creadora de valores eternos. No sabemos, por cierto, cuál será el rumbo creador que seguirá, ante el mundo que con ojos de recién nacido , está contemplando ahora en el poeta, reintegrado a la vida después del agónico cautiverio. Lo que sabemos si es que su misión humana de ahora en adelante será llegar a todos los rincones de la tierra para levantar su dramática voz solidaria con el calvario de los presos y el dolor de su pueblo; fiel a su propio verso y a su propio destino humano:



Mas no hay sombras de "arcángel
vengador" en mis venas.
¡España! es sólo el grito
de mi dolor que sueña…

Es a ese hombre y a ese poeta a quien queremos que nuestro pueblo reciba con los brazos abiertos.

Luis Hierro Gambardella

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También puedes escribirle a Don Ramón para que te lo envíe a otro país, seguro que te encanta su librito de Poemas, él te lo agradecerá. donramon@sinectis.com.ar

NIÑOS ROBADOS

El Rincón de las Miradas

Hola a todos, bienvenidos al Rincón de la Memoria, ¿el porque de ese nombre?, porque para mi es muy importante "No Olvidar", recordar mis raíces, los amigos, las risas, los sueños, las tristezas….recordar cada instante, y no olvidar nunca mis recuerdos.

Un blog de recuerdos de grandes personas e historias, que no deben borrarse de la historia, ni de nuestra Memoria. Un Sitio de encuentros, donde el Olvido y el silencio no tienen la puerta abierta.

Este Blog lo he creado pensando especialmente en dos grandes personas, las cuales admiro muchísimo, son mi buen Amigo Don Ramón de Almagro y Marcos Ana (al cual descubrí un poco más gracias a Don Ramón), Con todo mi cariño hacia ellos.

Y gracias a este Rincón tengo que añadir una extensa lista de amigos entrañables que nunca olvidaré...Andrés Iniesta, Germán, Eva, Carmina, Rafa, kebran y un largo ect.
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