Antonio Machado se murió de pena. Así lo suelen afirmar los biógrafos del poeta.
Y con esa pena que también se llevaría a su madre tres días después; ambos serian enterrados en el cementerio del pueblecito francés de Collioure, lejos de su tierra, en un doloroso exilio.
Y es por ello que hoy con ese recuerdo después de 70 años desde sus muertes quiero rendir mi pequeño homenaje con esta entrada, pues como en uno de sus poemas yo voy soñando el camino, camino de la memoria digna, camino al recuerdo honrado, camino a la libertad.
¡Salud, Memoria y Libertad!A Machado, dolorido y solo
Estos días azules y este sol de la infancia.
(Último verso de Antonio Machado,
escrito poco antes de morir)
Poeta amable de cielos abiertos,
hombre bueno de alma sencilla,
navegante del mar de Castilla,
trovador de sus pueblos desiertos.
Sus caminos recién descubiertos
en tus rimas se hicieron semillas
y cantando por tierras y villas
verso a verso tornáronse ciertos.
Buscador de tesoros inciertos,
Don Quijote de causas perdidas,
amador de unas musas prohibidas,
soñador con los ojos despiertos.
Hondo hablaste de sus desaciertos
a las ásperas tierras queridas
y ellas sólo tallaron heridas,
golpe a golpe en tus desconciertos.
(De Guiomar y Leonor los afectos
en tropel atraviesan tu vida
y rebrotan antiguas heridas
piel y sangre quemando recuerdos.)
De equipajes ligeros cubiertos
días azules, infancias sencillas,
y desnudo, del mar las orillas,
envolvieron tus ojos ya yertos.
6 comentarios:
"En todas partes he visto
caravanas de tristeza,
soberbios y melancòlicos
borrachos de sombra negra,
y pedantones al paño
que miran, callan y piensan
que saben, porque no beben
el vino de las tabernas.
Mala gente que camina
y va apestando la tierra...".
Desgraciadamente...........sigue habiendolos.
Un abrazo.
Salud y republica
Precioso Saiza, me parece estar leyendo al mismo Machado.
Por mi parte, que nada de poesía escribo, me quedo con ésta, que se identifica con mi oficio y que quiere ser mi humilde homenaje al maestro.
(RECUERDO INFANTIL)
Una tarde parda y fría
de invierno. Los colegiales
estudian. Monotonía
de lluvia tras los cristales.
Es la clase. En un cartel
se representa a Caín
fugitivo, y muerto Abel,
junto a una mancha carmín.
Con timbre sonoro y hueco
truena el maestro, un anciano
mal vestido, enjuto y seco,
que lleva un libro en la mano.
Y todo un coro infantil
va cantando la lección;
mil veces ciento, cien mil,
mil veces mil, un millón.
Una tarde parda y fría
de invierno. Los colegiales
estudian. Monotonía
de la lluvia en los cristales.
Me sumo, Saiza. Precioso homenaje.
Buena semana.
y lo que me inspiraba a mi de joven...
Genial recuerdo!
un saludo
Gracias a todos por seguir el Camino y traernos el recuerdo de otros poemas. Un beso
¡Salud, Memoria y Libertad!
precioso Saiza,es conmovedor,no conocía esta faceta tuya.enhorabuena y un abrazo.carmina
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