Ramón puja por la poesía simple, aquella que pueda llegar a muchos oídos, y sobre todo, a muchos corazones. Piensa en una poesía que se entienda y se disfrute, una poesía “para la gente” porque, según Ramón, “en general, los poetas escriben para los poetas”. Trabaja por una poesía que no se escriba para cosechar buenas reseñas, ya que “los críticos dicen que lo que tiene un poco de rima es horrible. Ellos rechazan mi poesía. La gente no está preparada para lo que –los críticos- le aconsejan leer y, cuando lo lee, siente el mismo rechazo que el crítico siente por mi poesía”, expresa Ramón.

Actualmente, Ramón reconoce que “trabajo poco, escribo poco y quiero mucho a mi señora” y en sus ratos libres visita una biblioteca anarquista cercana a su casa y dice que la visita “porque está cerca y porque se puede fumar”.
Siempre que la inspiración golpea la puerta, Ramón la deja entrar. Y con 73 años, Ramón de Almagro proyecta escribir una nota sobre el poeta Francisco Acuña de Figueroa, nombre de la calle que lo albergó durante 60 años en su querido barrio de Almagro.
…de Almagro
Ramón Valdéz nació en Arrecifes, provincia de Buenos Aires, el 10 de abril de 1934. A sus tres años, su familia se mudó al barrio porteño de Almagro y es allí donde Ramón eligió asentar su corazón y sus recuerdos.
Almagro se convirtió en su apellido por elección: una noche del año 1996 Ramón se comunicó con un programa radial conducido por el periodista Omar Cerasuolo con el objetivo de recitar al aire su primer poema, titulado “Me han tirado un beso esta mañana”. “Lo primero que me dijeron es ‘¿Quién habla?’ y me acordé que una señora había dicho ‘Marta de Quilmes’, otro ‘José de Floresta’, entonces yo le dije ‘Ramón de Almagro’”, recuerda el poeta. Y a pesar de una reciente y forzada mudanza que lo alejó algunas cuadras de su querido barrio, Ramón dice que siempre va a seguir firmando “Ramón de Almagro” porque “es mi seudónimo. ¡Y no voy a estar cambiando los seudónimos cada vez que me mude!”.
Durante su niñez, Ramón vivió en uno de los extremos de la calle Humahuaca y siempre le decía a su mamá que algún día iba a “recorrer la calle hasta el final”, aunque sólo eran unas diez cuadras. Desde que conoció a su esposa Elsa, supo que su sueño de niño tenía indicios de predicción, porque Elsa vivía justo en el otro lado de la calle. Y desde que la vida los cruzó en el trabajo, no se separaron más.
Pero Ramón es un hombre apasionado. Con la vida, con su barrio, con su esposa y con su club… San Lorenzo es el club de sus amores y la vieja cancha de Av. La Plata lo tuvo entre sus asistentes partido tras partido. Con el tiempo, los compromisos matrimoniales lo alejaron de la hinchada y el traslado del estadio se llevó a los cánticos más lejos, pero Ramón cuenta que “después de casados íbamos al supermercado Carrefour que está allá en San Lorenzo” buscando ese añorado “lugar en la tribuna que ya no está”.
Picoteando la cáscara
de algún viejo recuerdo
con la lluvia de Abril
nacerá mi poema
le pondré mil colores
los más puros y claros
una música tenue
y el perfume de nardos.
Como una luciérnaga
brillará titilando
subirá por los aires
escapando de mi alma
se estirarán mis manos
sin poder alcanzarlo,
se quedarán mis labios
como siempre rogando:
Que una estrella lo guíe
que lo lleve a tu lado,
pues si tú lo encontraras,
y llegas a escucharlo
mi poema de Abril
quizá viva... hasta Mayo.
Don Ramón de Almagro
2 comentarios:
Hola Saiza, no conocía a D. Ramón y me ha gustado mucho su poema. Intentaré seguirle desde ahora. A Marcos Ana si le he conocido más y me parece un tipo genial y un poeta brillante.
Me alegro de haberte contactado y estoy contento de que te guste mi blog. Muchas gracias.
Seguiremos en contacto.
Besos, salud y República
hola guapísima
el kebran ya te ha mandado el fanzine a tu dirección
espero que te guste
un abrazote, mandame mail con confirmación de reserva para esa noche poética tan especial
Publicar un comentario