Carta de Marcos Ana que se leyó en el Cementerio el día del Homenaje
"Amigas y amigos, compañeras y compañeros de tantas luchas y esperanzas.
Yo había prometido a los familiares de “Memoria y Libertad”, que estaría hoy con vosotros. Y así figura en la convocatoria. Lamentablemente no ha sido posible. Como algunos ya conocéis, me han operado recientemente de una rodilla, la recuperación es más lenta de lo que yo esperaba y además he sufrido estos días una pequeña recaída, que, sin ser grave, me impide físicamente permanecer de pie una hora en el cementerio. Perdonadme, y que también mis entrañables amigos Almudena y Fernando Olmeda me excusen y me comprendan.
Pero mi pensamiento estará con vosotros. No podía ser de otra manera. Yo soy un testigo de excepción. Contra estas tapias fueron asesinados miles de hermanos que conocí y no olvidaré nunca. Bajo esta tierra yacen en el más duro silencio camaradas con los que conviví en aquellas horas inciertas de nuestra vida, cuando la máquina de matar trabajaba sin descanso. Condenado a muerte en la tristemente célebre cárcel de Porlier, di el último abrazo a centenares de camaradas, cuando con la frente alta y orgullosos de su vida, eran sacados de la prisión para ser asesinados con las últimas estrellas de la madrugada.
Tengo grabados sus rostros en mi recuerdo, el grito postrero de su despedida animándonos a continuar la lucha, el ruido siniestro de los camiones de la muerte, sus vivas a la libertad y a la República.
¿Cómo olvidarles? Al contrario: en ese crisol de dignidad, en ese ejemplo colectivo, he procurado forjar mi vida, el contenido de mi vida, mi pensamiento y mi palabra.
Con esa triste autoridad quiero agradecer a los
nietos y nietas, a todos los familiares, a “Memoria y Libertad” y otros Foros y Colectivos, su lucha por recuperar la verdadera memoria histórica frente a los falsificadores de la historia.
Es indignante que 30 años después de instaurada la democracia en nuestro país, tengamos que seguir exigiendo que se reconozca y se dignifique, pública e institucionalmente, a tantos hombres y mujeres que perdieron su libertad o les arrancaron la vida, por luchar por una España libre y democrática. Y resulta incoherente y vergonzoso que haya tanta resistencia oficial para anular los procesos y condenas dictados por los tribunales franquistas. Esa es una asignatura que continua pendiente.
Y esto que exigimos no es para reabrir viejas heridas, ni avivar los rescoldos de la guerra civil. Al contrario, es recuperar la historia verdadera, para que la conozcan las nuevas generaciones y que lo que nos ha tocado vivir y sufrir a la nuestra, no sea posible nunca más ni para nadie en España.
Amigas y amigos, os deseo el mayor éxito en el homenaje, pero que no sea un día triste para vosotros, sino una jornada fraternal para conoceros mejor, establecer nuevos lazos de amistad y de trabajo, y para reafirmar nuestro compromiso con los nobles ideales por los que tantos hombres y mujeres perdieron su libertad o su vida.
Con esa esperanza os abrazo con el mayor cariño. Marcos Ana.
Yo había prometido a los familiares de “Memoria y Libertad”, que estaría hoy con vosotros. Y así figura en la convocatoria. Lamentablemente no ha sido posible. Como algunos ya conocéis, me han operado recientemente de una rodilla, la recuperación es más lenta de lo que yo esperaba y además he sufrido estos días una pequeña recaída, que, sin ser grave, me impide físicamente permanecer de pie una hora en el cementerio. Perdonadme, y que también mis entrañables amigos Almudena y Fernando Olmeda me excusen y me comprendan.
Pero mi pensamiento estará con vosotros. No podía ser de otra manera. Yo soy un testigo de excepción. Contra estas tapias fueron asesinados miles de hermanos que conocí y no olvidaré nunca. Bajo esta tierra yacen en el más duro silencio camaradas con los que conviví en aquellas horas inciertas de nuestra vida, cuando la máquina de matar trabajaba sin descanso. Condenado a muerte en la tristemente célebre cárcel de Porlier, di el último abrazo a centenares de camaradas, cuando con la frente alta y orgullosos de su vida, eran sacados de la prisión para ser asesinados con las últimas estrellas de la madrugada.
Tengo grabados sus rostros en mi recuerdo, el grito postrero de su despedida animándonos a continuar la lucha, el ruido siniestro de los camiones de la muerte, sus vivas a la libertad y a la República.
¿Cómo olvidarles? Al contrario: en ese crisol de dignidad, en ese ejemplo colectivo, he procurado forjar mi vida, el contenido de mi vida, mi pensamiento y mi palabra.
Con esa triste autoridad quiero agradecer a los
nietos y nietas, a todos los familiares, a “Memoria y Libertad” y otros Foros y Colectivos, su lucha por recuperar la verdadera memoria histórica frente a los falsificadores de la historia.
Es indignante que 30 años después de instaurada la democracia en nuestro país, tengamos que seguir exigiendo que se reconozca y se dignifique, pública e institucionalmente, a tantos hombres y mujeres que perdieron su libertad o les arrancaron la vida, por luchar por una España libre y democrática. Y resulta incoherente y vergonzoso que haya tanta resistencia oficial para anular los procesos y condenas dictados por los tribunales franquistas. Esa es una asignatura que continua pendiente.
Y esto que exigimos no es para reabrir viejas heridas, ni avivar los rescoldos de la guerra civil. Al contrario, es recuperar la historia verdadera, para que la conozcan las nuevas generaciones y que lo que nos ha tocado vivir y sufrir a la nuestra, no sea posible nunca más ni para nadie en España.
Amigas y amigos, os deseo el mayor éxito en el homenaje, pero que no sea un día triste para vosotros, sino una jornada fraternal para conoceros mejor, establecer nuevos lazos de amistad y de trabajo, y para reafirmar nuestro compromiso con los nobles ideales por los que tantos hombres y mujeres perdieron su libertad o su vida.
Con esa esperanza os abrazo con el mayor cariño. Marcos Ana.
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