Marcos Ana dedica a los jóvenes del mundo sus "memorias rojas"
Última actualización 27/02/2008@23:04:42 GMT+1
He descubierto que el éxito deprime, estoy agobiadísimo”. Es el sentimiento de impotencia del poeta salmantino Marcos Ana que a su regreso de Venezuela encontró en la bandeja de entrada de su correo 178 mensajes de gente que quiere verlo, tocarlo, “compañeros que estuvieron conmigo en la cárcel” y no quieren morir sin antes recibir un abrazo. “No me puedo negar pero a la vez no puedo abarcarlo todo”, lo que provoca en él “una angustia” que apenas se nota a través del teléfono. Contesta él mismo y nadie diría por su tono jovial que acaba de cumplir los 88. Fernando Macarro, que adoptó los nombres de pila de sus progenitores para firmar su obra, está inmerso en la presentación de ‘Decidme cómo es un árbol’ (Umbriel- Tabla Rasa), memorias cuyos derechos ha adquirido Pedro Almodóvar para llevar al cine en un par de años.
Almodóvar se rinde a Marcos Ana
“Es algo que me satisface porque me ha dado la oportunidad de acercarme” a un personaje que antes de conocer le parecía “distante” pero cuando visitó “mi casa encontré un hombre de gran densidad, muy humano y con una sensibilidad tremenda”. El manchego se había fijado al leer el libro en “capítulos muy emotivos, lo que me provocó gran confianza en él”. Lo mejor de todo es que su vida se va a conocer porque “aunque hay mucha gente que no lee, sí mira” . “Quiero que lo he escrito sea leído o mirado”, misión cumplida con la exhibición en la gran pantalla de “un mensaje dirigido a los jóvenes del mundo”.
‘Decidme cómo es un árbol’, al contrario de lo que puedan pensar muchos potenciales lectores, “no es para mis compañeros”, está dirigida a esa gente “que tiene una imagen prefabricada e infame de nosotros, los rojos”. Hasta el detalle más ínfimo
preocupó al autor durante la escritura y “cuando me surgía algún adjetivo poco popular, recurría al diccionario para buscar palabras sencillas”.
En Salamanca nacieron sus padres, “allí nací yo mismo aunque a los ocho años me trasladara a Madrid, de Salamanca tengo recuerdos inolvidables que también están reflejados en el libro”. Una publicación de la que se han tirado 50.000 ejemplares y de la que hasta enero se habían vendido 22.000. Sorprendido con el éxito, quizá la “generosidad” de sus memorias tenga mucho que ver con haber llegado al corazón de la gente. “Hasta lo más extremo lo planteo de manera más humana y cercana”. Incluso hay gente de la derecha que “me ha llamado emocionada” por cómo plantea el futuro, lo que le lleva a deducir que en este país hay dos derechas, “la tramontana, la que tiene como único objetivo la recuperación del poder y la que apuesta por el juego democrático para defender su posición”.
Siente que ha recuperado el tiempo que en la cárcel le robaron y se considera un “privilegiado” si se compara con otros compañeros que también sufrieron y cuando salieron de la cárcel “la libertad fue un problema para ellos, sin oficio, sin trabajo...”. Lo suyo fue distinto, a él el aparato clandestino de Francia lo esperó y lo llevó a un homenaje de la Unesco antes de recorrer el mundo. “A veces me duele que la gente hable de méritos, siempre pienso en los que yo llamo ‘seres oscuros’ gente sencilla y anónima que ha sufrido al luchar por sus ideas y defender la libertad”. Marcos, comunista confeso, admite que ahora “está todo tenso por las vísperas electorales”; pardiario de IU quiere que gane Zapatero para que con el apoyo de IU haya un “giro más profundo a la izquierda. Espero y deseo que gane Zapatero”.
Sigue viajando por el mundo aunque una lesión de rodilla haya descuadrado su agenda. “Es una intervención de veinte minutos con ocho días de convalecencia” –le ha dicho el médico– operación que se quiere quitar de encima cuanto antes para volver a Iberoamérica. “No tengo tiempo ni de estar enfermo”. Colombia y México son sus próximos destinos antes de visitar Córdoba, Granada, Cádiz, Zaragoza, Gijón y quizá también Salamanca el 16 de abril, para regresar de inmediato al otro lado del charco y presentar sus ‘memorias rojas’ en Brasil, Uruguay o Argentina. “No sé si mi viejo esqueleto lo va a soportar”. Antes estuvo en Venezuela y Cuba donde Raúl Castro le contó la primicia de la renuncia de Fidel, “con Raúl habrá un principio de apertura dentro de las condiciones que tiene un país que lo primero que necesita es que levanten el bloqueo y que dejen al pueblo construir el futuro que quiere sin olvidar los principios de la revolución”.
Fiel a sus ideas, la firmeza fue el consuelo al que este vitalista se agarró durante sus años de cárcel que todavía le generan pesadillas. “Allí soñaba con la libertad y cuando salí me ocurrió un proceso a la inversa, por el día tengo la libertad” pero todavía hay noches que la cárcel se cuela en su cama. A veces se sorprende a sí mismo en un hotel pidiendo “la llave de mi celda”. En la cárcel “los primeros años los afronté con una gran fortaleza” tenía 18 años y a esa edad el cuerpo soporta mejor el hambre y las torturas. ¿Perdonar? “El perdón no significa nada, aunque no olvido”. El éxito vital ha sido “enjuiciar sin acritud” y no cebarse en la revancha. Piensa, incluso, que su libro ha sido “excesivamente generoso”, un aspecto “necesario tras tantos años de dictadura y represión”.
La curiosidad, los proyectos y las ideas matienen vivo a un hombre que ya ha abierto las puertas de su casa a televisiones de todo el mundo interesadas por su historia y por el hecho de que Almodóvar se haya interesado en ella. “Se han echado como leones sobre mí”. Si el viernes recibe a TVE, mañana serán periodistas franceses e italianos que se suman a la lista de alemanes que ya lo entrevistaron para un medio austriaco.
“Un hombre bueno”, así lo ha definido el manchego, él lo justifica confesando que “aprendió a vivir para los demás” y que ha colocado esa frase en el salvapantallas se su ordenador. “Hijo de la solidaridad”, frente al odio el salmantino derrocha bondad y a pesar de los sufrido no es partidario de la violencia, “ni siquiera la verbal”. “Hasta pronto” se despide Marcos Ana antes de pedir permiso para recitar por teléfono el poema ‘Sueño de libertad’. “Siempre hasta pronto”.
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